Gala 10: El calvo

telecinco.es 23/03/2012 04:33

Es que Milá ha hecho un calvo. No sé qué hacéis leyendo esto si todavía no habéis visto el vídeo. Hay que verlo dos veces. La primera no terminas de creerte lo que acaba de pasar. No solo el calvo, la secuencia completa teta-calvo-pierna-teta la veremos en los zappings durante décadas. Más que la de yo-he-venido-aquí-a-hablar-de-mi-libro. MM está en todas. Ya la vi desatada cuando se quitó la chaqueta y, al verse en chaleco, se burló de sí misma aleteando el sobrante de los brazos. Ese vídeo también lo tienes que ver.

Recordaba hoy Milá a aquellos que preguntan a los que vemos GH por qué vemos GH. A mí me lo preguntan mucho. En pocos sitios se puede ver lo que le ha ocurrido hoy a Noemí. Pero también la forma de llegar hasta ahí ha sido sorprendente.

Algunas veces, para contar una historia, la mejor manera es contarla con trozos de cosas. Como un collage. No sé cómo se llama en la tele, pero en literatura se llama Texturas: Un trozo de vídeo resumen. Un trozo de directo. Noemí, que ha vuelto. Otro vídeo. Anuncios. Milá pregunta al público. Vídeo. Directo. Milá, que es una textura en sí misma. Más anuncios. Entra Sergio, se va Paolo.

Pero antes de irse se encuentra con Noemí.

Cuando una gala se agrupa en torno a cuatro o cinco puntos de mucha intensidad (hoy más: una entrada, un reencuentro, una expulsión, una entrevista, otro reencuentro, los nominados), cuando las texturas generan contrastes alternándose rápido, (y cuando habla poco el público del plató), y hay conflictos con carga de profundidad, una gala me parece una narración asombrosa.

No siempre me lo parece, también os lo digo.

Y de repente la narración se detiene. Paolo sabe que Noemí está en la casa, pero no sabe lo de Brasil, ni lo del brasileño. Alessandro sabe lo de Brasil. Lo del brasileño no lo sabe, aunque lo intuye. Intuir algo así, no es bonito. Tampoco sabe (ni intuye) que Paolo está en el cuarto de al lado. Noemí sabe que va a ver a Alessandro después de lo que ha pasado con el brasileño. Y eso tampoco es bonito. Que se va a encontrar con Paolo, ni se lo huele.

Y de repente la gala se ha convertido en una sitcom. Como sacado de una peli de Billy Wilder.

Después, Noemí se encuentra con Paolo y entra en una Realidad Absoluta.

Todo en directo.

Una realidad absoluta es un momento poco frecuente, aunque seguramente todos hayamos tenido alguno. Es como si, de golpe, la realidad se convirtiese en un sueño. No es un sueño de flotar sobre los árboles. Es como si la lógica del sueño se hiciese cargo de la vigilia, de la realidad. Y claro, la realidad mirada con la lógica del sueño se convierte en un sitio incomprensible, irracional, antitético.

Como cuando el gol de Iniesta.

Algunos son significativos, de interpretación peligrosa y terminas con un casco de aluminio en la cabeza.

Me ha parecido que eso le ha pasado hoy a Noemí al reencontrarse con Paolo, y mucho tiempo después, mientras lloraba sola en el confesionario, repitiendo: "esto no lo tenían que haber hecho", todavía le duraba. Más tarde, mientras hablaba con Mercedes, era incapaz de hilar una frase coherente.

Estas cosas se pueden ver en pocos sitios. Por estas cosas me gusta una buena gala. Diría alguna cosa más, pero hoy, no tengo más remedio que limitarme a la entrevista con Cristian.

Mercedes tenía la noche juguetona, hay que decirlo. Ha entrado a matar por las dimensiones olímpicas que tiene la pepsicola del zagal. Normal, no se puede pasar uno el día en boxers sin pagar las consecuencias. No se sabe muy bien cómo, Mercedes ha terminado poniéndose rucha con Cristian. Tirándole el viaje, entrando a matar, vaya. Cristian, en lugar de entrar en combustión espontánea, ha aguantado el tirón admirablemente. Después ha sido cuando MM ha entrado en brote y ha dicho: tócame una teta.

Como te lo cuento.

Te lo cuento más tarde. Antes, la entrevista ha derivado hacia la condición troglodita de Cristian.

Es decepcionante que no sepamos rebatir el discurso, tan habitual, tipo: no tengo ningún argumento válido pero es mi opinión. Y como es mi opinión, hay que respetarla. Porque yo soy así, soy como soy, yo es que hablo así y digo lo que pienso.

Lo importante no es que hables o pienses así, lo importante es que sabes que hablando así ofendes a los demás, y te da lo mismo. El motivo por el que le da lo mismo es lo interesante, yo creo. Responder con un juicio de valor asertivo tipo: no sabes lo que dices, dices tonterías, como gay te digo que no mereces ningún respeto... en lugar de intentar argumentar alguna cosa, no parece buena idea.

Cuando Cristian suelta alguna insensatez y está de cachondeo la gente se ríe. Hasta MM se ríe. Cuando está subidito o cuando se siente atacado, lo dice con rabia, y entonces no te ríes, te ofendes. Aunque haya dicho la misma frase, palabra por palabra. Hablo en general, hay gente que se ofende a la mínima y gente que se parte por el eje con cualquier cosa.

Al final, es otra vez lo mismo: te centras en lo que dice y te olvidas de cómo. Y esto sucede porque se nos olvida que el fondo y la forma son la misma cosa, que os lo tengo dicho.

Total, que Cristian coge y le toca una teta a Mercedes Milá en directo.

A partir de aquí, la entrevista se ha convertido en una comedia surrealista. Otra textura.

No ha sido una Realidad Absoluta, pero casi.

Una secuencia que verán tus nietos.

Todas las nocheviejas, borracho, contarás: sí, yo lo vi en directo.

Hay cosas que no se pueden contar. Si lo habéis visto, no será comparable. Si no lo habéis visto, lo estropearé: Mercedes se ha levantado la falda, se ha inclinado, y ha enseñado el culo. Llevaba medias, sí, pero ha sido un calvo de manual. Histórico, pero de manual.

Y después de esto, ya nada ha tenido importancia.