Con toda la tranquilidad del mundo, cual monstruo. Parándose a charlar con otro hombre que tiene en sus manos a una niña, y con esa mochila destinada a matar (ya son más de 300 personas las que han perdido la vida, entre ellas dos españoles). Un ataque sin piedad que ahora ha reivindicado el Estado Islámico y que el Gobierno de Sri Lanka presenta como una venganza respecto al asesino del videojuego de Nueva Zelanda. El terrorista pasa con total tranquilidad entre sus futuras víctimas en una Iglesias repleta de fieles.