Muchos jóvenes ignoran los verdaderos riesgos que se esconden detrás de las redes sociales, donde se relacionan abiertamente con desconocidos que utilizan su poder de persuasión para manipular a otros adolescentes. Sus víctimas suelen ser jóvenes con problemas de adaptación a los que captan a través de chats, como le ocurrió a la menor vasca que empezó tonteando con un chico y terminó formando parte de un macabro grupo que preparaba un suicidio colectivo. Los expertos nipones no atribuyen a la Red el incremento en el número de los suicidios colectivos, sino a la enorme alienación de la sociedad.