El pocero no selló el pozo donde cayó Julen pero asegura que lo tapó como dice la ley
Antonio Sánchez se ha quedado tranquilo. Los periodistas les rodeaban. Se sentía satisfecho con su declaración. “Yo he contado lo que ya dije”. Le ha enseñado a la juez fotografías de su trabajo en otras fincas. Y ha explicado lo que hizo. “¿Le puso una piedra? Pregunta una periodista. “Eché la tierra que había sacado y lo rodeaba y lo tapé con una piedra de unos 15 kilos” aclara el pocero. Pero no lo selló igual que un segundo pozo que también hizo en la finca de Totalán y donde sí encontró agua. La defensa del dueño de la finca se ha agarrado a ese matiz para decir que no lo selló. Pero la ley no obliga al pocero a sellar los agujeros secos de pequeño tamaño. Basta con rellenarlos de nuevo y ponerle una piedra. El Colegio de Geólogos pide regular los sondeos de investigación de aguas subterráneas para evitar perforaciones peligrosas pero aclara que respecto al método de sellado más adecuado, depende del tamaño del sondeo y de si se trata de un pozo productivo o no. La legislación vigente, que data de 1986, obliga a sellar los pozos en los que cesa la actividad de extracción de agua. Sin embargo, no establece lo mismo para los sondeos de investigación que no encuentran agua o que no llegan a utilizarse como pozos. "En el caso de las perforaciones secas de poco diámetro, como la de Totalán, bastaría con regular que el propietario del terreno donde se haga deba volver a llenarla con la tierra extraída y cubrirlo con piedras". El ayudante del pocero ha explicado que no vio la piedra porque en ese momento él estaba retirando unas tuberías, aunque ha defendido el trabajo de Antonio Sánchez. La clave está en este hombre, el maquinista que un mes después hizo una obra en el terreno por encargo de David Serrano, el único imputado. No vio la piedra de 15 kilos, pero él rebajó con su pala 40 cm el terreno para hacer una zanja y pudo retirar la piedra sin querer... Después vio al dueño de la finca taparlo empujando unas pizarras con el pie. El dueño es por ley el responsable de que el agujero no quede abierto y por eso de momento es el único imputado por el homicidio imprudente. Sobre los permisos el pocero ha dicho que se fio de Serrano porque entendió que tenía los permisos en regla ya que en la finca había un tercer pozo hecho. El dueño de la finca intenta culparle también de esa responsabilidad argumentando que él no sabía lo que dice la normativa. Los abogados consultados explican que en el terreno administrativo ambos serían responsables, pocero y dueño de la finca, y los dos podrían ser multados. Una responsabilidad que no tiene que ver con la civil que se derivaría de la condena por homicidio imprudente y que obligaría al condenado a indemnizar a la familia de Julen y a pagar las labores de rescate de casi dos millones de euros.
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