Sandra Barneda se emociona con la hoguera de Marina y Jesús: ¡se pone a llorar con sus declaraciones de amor!

Sandra Barneda siempre intenta mantenerse al margen y no influir en las decisiones de los participantes de ‘La última tentación’, pero todo es tan intenso en el programa que a veces no puede contener las emociones. Es lo que le ocurrió durante la bonita hoguera de Marina y Jesús: lo que estaba presenciando era tan bonito que no pudo contener las lágrimas.

La presentadora fue testigo directo de la ruptura de Marina y Jesús en ‘La isla de las tentaciones 3’, cuando ella le fue infiel con Isaac porque decía que le hacía sentir cosas que ya no tenía con su pareja. La sevillana se dejó llevar y Jesús se vengó liándose con Stefany y con Lara.

En su hoguera final, la pareja se echó en cara todo lo que pensaban y acabaron rompiendo su relación entre reproches. “Yo si he fallado ha sido porque me he dado cuenta de que en mi relación no era feliz”, sentenció Marina. Los dos decidieron irse solos, aunque la andaluza empezó pronto una relación con Isaac que duró hasta que, hace unos meses, él la traicionó con Lucía, su mejor amiga en la villa.

La hoguera que hace llorar a Sandra Barneda

Sandra Barneda no quiso intervenir en el momento más intenso de la hoguera de Jesús y Marina, en la que abrieron sus corazones y se dijeron cuánto se querían y cómo habían descubierto que no había nadie que pudiera ocupar su lugar. A la presentadora se le caían las lágrimas mientras presenciaba el momento.

El divertido consejo de Sandra Barneda a Manuel

Tras el círculo de fuego de Manuel y Roberto, Sandra Barneda tuvo unas divertidas palabras para el andaluz cuando abandonaba ‘La última tentación’. En referencia a la famosa frase que le dijo Lucía cuando se separaron en ‘La isla de las tentaciones 3’ y se dirigieron cada uno a su villa, la presentadora le dijo: “Manuel, la manita relajá”. Él prometió que sí…

…Aunque poco después se lio con Lucía, como los dos confesaron en el debate del pasado lunes. Manuel afirmaba que habían sido más que besos y que se habían acostado, pero Lucía, llorando de rabia, lo negaba.