El fin de semana de Roberto gira en torno a la jornada de liga. Sin embargo, Marina quiere salir, ir a la ópera o, si el dinero no lo permite, ir al cine pero la pareja no consigue ponerse de acuerdo.
Por fin, Marina consigue arrastra a su marido del sofá y llevarle a ver una romántica película. Una tarde de pareja que despierta el lado más romántico de Marina. Por ello, cuando llega a casa quiere escuchar de su marido palabras tan románticas como las que el protagonista pronunciaba en la película.
Sin embargo, Roberto ha olvidado los bellos poemas que dedicaba a su mujer durante su juventud y sólo se le ocurren algunas populares citas el amor es ciego pero el matrimonio le devuelve la visión o el sexo es como el dinero, cuanto lo tienes lo derrochas y cuando no lo tienes, lo echas de menos.
A pesar de todo, Marina seguirá creyendo que el amor es la poesía de los sentidos. Tras comprobar que su marido ha olvidado o no quiere recordar aquello que la conmovía cuando eran jóvenes, Marina emprenderá su particular venganza. Así, asegurará estar "demasiado cansada" cuando su marido pase del romanticismo a la cama.