A su llegada a Filipinas, Javier Sardá se encontraba con la madre de Paco Larrañaga, Margot, quien asegura tajantemente que "estoy convencida de su inocencia". Así, explica que su hijo se encontraba a 300 kilómetros de donde sucedieron los hechos y, además, le acompañaban algunos amigos que no han corroborado su versión. Sin embargo, "la lucha continúa".
Ya en la cárcel, pudieron hablar con Paco quien, tras saludar a su madre, cuenta que se sintió muy feliz cuando le conmutaron la pena por cadena perpetua. Al igual que su madre, asegura que sin su carácter no podría soportar el tiempo en la cárcel. Asegura que
Lleva diez años en la cárcel pero "soy inocente, nadie me va a quitar eso". Ha de cumplir cadena perpetua, cuarenta años en total, para poder salir de una celda donde convive con otros cien presos y, aunque hay comida, no hay cama para todos.
Otra importante cita fue con las tías de Isabel Preysler. Con ellas, Sardá hizo un repaso de sus maridos, parece que Julio Iglesias podría ser su preferido, pero hiceron gala de gran diplomacia cuando le preguntaron por cierta técnica de su sobrina... "hay testigos que mintieron, no sé por qué".