Comenzamos a recorrer nuestro camino por Francia en la Ille de France, París. La primera parada es la más característica de la ciudad, la Torre Eiffel que se construyera con motivo de la Exposición Universal de la ciudad en 1889. A pesar de la controversia que su construcción causó en la época, esta torre de hierro de 10.000 toneladas se ha convertido en el icono parisino por excelencia y nos obsequia con unas espléndidas vistas.
De la Torre Eiffel nos trasladamos a la Avenida de Italia camino al centro de la ciudad. Nos lleva a la ribera del Sena que traza un arco que cruza París. Un paseo en el que se dan cita la geografía y la historia ya que nos encontramos con los monumentos históricos más importantes de la ciudad, así llegamos hasta las Tullerías.
De las Tullerías nos desplazamos hasta la Plaza de la Concordia, plagada de turistas y parisinos que disfrutan de uno de los sitios más relajados de la ciudad.
Tras este descanso, asumimos el riesgo de recorrer los Campos Elíseos en bicicleta. Toda una aventura debido al colapsado tráfico y al cambiante tiempo. Sol y granizo pueden alternarse en varias ocasiones a lo largo de tan sólo un día. Lo conseguimos y llegamos así al Arco del Triunfo, construido por Napoleón Bonaparte tras su victoria en la batalla de Austerlitz.
Desde la calle más alta de París que nos obsequia con unas espléndidas vistas, nos despedimos de la capital para trasladarnos al lugar de origen de una leyenda histórica: Juana de Arco que librara a la ciudad de Orléans del asedio inglés al que se vio sometida durante la Guerra de los 100 años.
Orléans
Nace a orillas del río más largo de Francia, el Loira. Aquí visitamos el Valle de los Castillos, un enclave de gran belleza considerado Patrimonio de la Humanidad por UNESCO.
Orléans, una ciudad plagada de encanto gracias a sus casas medievales decoradas con madera, calles plagadas de terraza, plazas siempre concurridas. Una ciudad que ahora se ha convertido en escaparate de la moda.
Chambeau
Muy cerca de Orleáns viajamos a otro poblado donde se disputó otra batalla de la Guerra de los Cien Años y, de allí llegamos a Chambeau donde visitamos su famoso castillo.
Atravesando los campos que unen estos pequeños pueblos, concluimos este viaje por Francia. Un viaje en el que disfrutar de paisajes naturales así como de un encuentro con la historia ya que, si conocemos el pasado, entenderemos mejor el presente.