¿Por qué adoramos Sensación de vivir?

TELECINCO.ES 21/10/2008 12:06

1. Porque Brendaéramos todos. Brenda se enfrentó a amigas más ricas que ella, a complejos por ser morena y achatada, a la traición de su novio y su mejor amiga, al drama del posible embarazo no deseado e incluso a un atraco que la tuvo dos semanas sin dormir. Todo esto era lo que Brenda tenía de identificación. Pero encima también era rica, vivía en uno de los barrios más exclusivos del mundo y no dejaba de acudir a las fiestas más apañadas con piscina incluida. Ser Brenda era un acto de empatía, pero también era un chollo.

2. Porque Sensación de vivir estaba por todas partes. No había nadie en el cole por aquel entonces, hace unos 16 años, que no tuviese una carpeta, el estuche, un bolígrafo, una de las novelas con aventuras de los personajes o no intercambiase las fichas que regalaban la Pronto o la Teleindiscreta. Sensación de Vivir fue el primer fenómeno televisivo de merchandising: había más cromos de Brandon que de Superman.

3. Porque era un producto Spelling. Y eso es garantía de calidad siempre. Spelling no sólo cultivó el drama adolescente con Sensación de vivir, sino en gran culebrón ochentero con Dinastía, el género policíaco con Chips, el fantástico con Embrujadas y la comedia romántica con Vacaciones en el mar. Y encima de habernos dado todo esto, Aaron Spelling regaló al mundo algo mucho mejor: a su hija Tori.

4. Porque supo adaptarse al devenir de los tiempos. La inocencia de los primeros noventa, pronto dio paso al resurgir del culebrón de clase alta, gracias a Melrose Place (también de Spelling). Cuando los espectadores demandaron emociones más fuertes, Sensación de Vivir supo dar el callo: lesbianismo, incendios, drogadicción, prostitución, violaciones y asesinatos. A finales de los noventa los productores decidieron rebajar el tono de la serie y volver a las tramas originales, con menos dramatismo. Fue el momento en que la serie murió.

5. Porque estaba Andrea. Qué fácil era odiar a Andrea, cabeza pensante y concienciada de una serie en la que no cabían los pensamientos ni las conciencias, la pobre de los amigos en una serie en la que no queríamos ver a nadie pobre, la fea de una pandilla en la que, como buen producto de su época, no cabía la maldad. Eso sí, el día en el que casi la echan del instituto por no vivir en el distrito apropiado nos dio mucha pena. Y ojo, que parecía tonta, pero fue la primera en preñarse en cuanto conoció a un latino que la volvió loca. 1

6. Porque ese capítulo en el que Donna se pilla una borrachera del quince nos tocó a todos. El instituto acababa de aprobar unas reglas casi terroristas sobre el vestuario y las normas de comportamiento con el alcohol para el baile de fin de curso, y fue justo esa noche cuando a Donna se le ocurre pillarse el pedal más grande de su existencia. Sorprendida por los directores reptando por los suelos, fue sometida a un juicio por parte del consejo escolar que tuvo a España entera en vilo. El grito de sus amigos manifestándose a las afueras del consejo escolar, "¡LIBERAD A DONNA MARTIN!", se convirtió en el sentir de todo un pueblo y es ya todo un clásico junto a "NO NOS MOVERÁN" o "EL PODER NO ME CAMBIARÁ".

7. Porque, durante sus dos primeras temporadas, creó dos Españas: emitida los viernes a las 10 de la noche, Sensación de Vivir se enfrentaba al '1, 2, 3', presentado por Jordi Estadella y Miriam Díaz Aroca. Los colegios se dividieron en dos bandos: los que veían Sensación de vivir y los que veían el 1, 2, 3. La amistad era imposible entre ellos. Y mientras los primeros se mostraban informados al respecto de las tendencias americanas, métodos anticonceptivos, música pop venida del otro lado del charco y formas de teñirse el pelo de rubio sin quemárselo, los segundos sólo sabían hablar de calabazas y los tacañones.

8. Por la visita de Steve y David. Todos nos acordamos de eso: los dos personajes menos interesantes de la serie visitaron Telecinco en su día y, nada más llegar, colapsaron el aeropuerto. Después, las mamachicho les dedicaron un baile en Tutti Frutti que casi los deja pasmados y chapurrearon un español de juzgado de guardia en el que sólo acertaron a decir "paella" y "tortilla". Imaginemos que hubiesen venido Dylan o Brandon, ¡el país revienta!.

9. Sencillamente porque éramos jóvenes y ellos también. Por el timing. Porque nos pilló en el momento adecuado para engancharnos al mejor drama adolescente que ha dado nunca la televisión. Aquellos un poco más mayorcitos pensarán lo mismo de Dawson Crece, The O.C. o Gossip Girl. Pero no, Sensación de vivir, mire por donde se mire, fue otra cosa.

10. Porque regresa de nuevo a Telecinco y nos hace revivir nuestra infancia, aquellos maravillosos años en los que la felicidad llenaba nuestra vida.