El clan de los mantenidos

Dicen que de tal palo, tal astilla y ésta parece la máxima de Miguel y su madre. Éste agobiado por la situación, harto de no ganar ni un mísero euro, con su creatividad frustrada... decide dejar su cómoda pero embarazosa vida y "dejar a Sonia" para recuperar su pobreza inicial y, con un poco de suerte, revivir algo de la inspiración que le impulsó a querer convertirse en un novelista de éxito.

Todo era perfecto en su vida. Tenía tiempo para escribir y esperar a que la inspiración, tarde o temprano, llegase. Además, el escritor gozaba de la tranquilidad de saberse respaldado económicamente por su adinerada y ejecutiva novia.

Sin embargo, cierta mañana, su mundo se derrumba, Miguel se mira en el espejo y no se reconoce. No ve a aquel Miguel lleno de ilusiones y plagado de ideas que plasmar en un papel. Sus aspiraciones tocan fondo:

“Mírate eres la viva imagen de la derrota, no tienes trabajo, no tienes dinero, tu novia te engaña con tu mejor amigo y tu madre se ha enrollado con el impresentable de tu suegro. No, se acabó, no voy a soportar esta situación ni un día más”

Parece que, por fin, la inspiración ha tocado la mente del escritor quien coge el telefóno para dar a su madre una de las noticias más esperadas por ella o, al menos, eso creía, “mamá, dejo a Sonia, rompo con ella, la dejo”. Sin embargo, su madre se negará en rotundo a ver terminada la relación de su hijo “¡Ah, no, de eso nada!”.

Miguel alega que está “viviendo un infierno”y no puede soportar tanta “humillación”. Como madre, Eufemia intentará remediar por todos los medios que su hijo rechace la oportunidad de su vida, de vivir a cuerpo de Rey, “Miki, los ricos tienen que mantener a los pobres, eso es lo que se llama solidaridad”.

Miki, atónito colgará el telefóno pero la decisión, acabar o no con la relación está sólo en sus manos ¿dejará a Sonia o seguirá siendo parte del clan de los mantenidos?