Durante una intervención policial, María y Kamijo atrapan a Héctor Bosco, un peligroso criminal responsable del asesinato de un agente de la comisaría. Durante el interrogatorio, Bosco aparece muerto, al parecer asfixiado con una bolsa de basura.
El comisario Rivas, encargado de investigar la muerte de Bosco, ordenará el cierre de la comisaría ya que, hasta que se demuestre lo contrario, todos pueden ser culpables. Los agentes se convertirán en protagonistas de un juego de intriga llevado a cabo por el comisario, que irá descartándolos uno a uno como si de una novela de Agatha Christie se tratara.
Mientras todos se encuentran detenidos, Lorenzo, Quisquilla y Carmen decidirán emprender una investigación por su cuenta del secuestro de una niña de once años cuyos captores han dado un ultimátum y cuya resolución podría desvelar un secreto celosamente guardado por uno de los policías.
Además, en el capítulo Daniel descubre que existe un 50% de posibilidades de que pueda ser el padre del niño que espera María. Montero ruega a la inspectora que no se entere Carmen, con la que vive un dulce romance.