¿Una vida contra del capitalismo opresor?

TELECINCO.ES 06/08/2008 19:43

El primer atraco que la policía atribuye a Giménez Arde, lo graba la cámara de seguridad de la sucursal del Banco Hispano Americano en Ademuz (Valencia) en 1993. Aparece un hombre de aspecto joven y que ya lleva una barba postiza. Su segundo golpe lo da en Galicia un año después, en la localidad de Viveiro, dónde desvalija una sucursal del Banco Exterior.

Con el dinero de esos primeros golpes decide tomarse unas vacaciones en los Estados Unidos. Allí se fotografía delante de las Torres Gemelas luciendo una de sus famosas sonrisas, la misma que le hará tan popular cuando sea detenido.

Durante esos primeros atracos, el solitario no deja ninguna huella y con su disfraz, es imposible reconocerle a través de las cámaras de seguridad. La policía científica no tiene ninguna evidencia física que permita identificarle.

El solitario nunca deja huellas. Sus manos van recubiertas de esparadrapo, un tejido del mismo color que el de la carne humana y que le permite manipular las armas mejor que los guantes.

Sin huellas

Con el arma en la mano

En 1996, en su tercer golpe, en Badajoz, le surge un imprevisto y tiene que usar por primera vez el arma. Primero amenaza a una empleada del banco apuntándola en la cabeza y después su huída se complica al enfrentarse a tiros con una patrulla de la Guardia Civil. Un agente resulta herido. Lo cierto, es que la Guardia Civil, de ese atraco obtiene la primera pista para seguir el rastro al atracador. Proyectiles del calibre 45 Auto de la fábrica alemana Geco, lo que a partir de ahora, será la única firma del solitario.

A finales de los 90 el Solitario ya acumula 13 atracos y un botín de 27 millones de pesetas. Ya es un atracador profesional porque puede vivir sólo de sus atracos pero, la suya no es la historia de un delincuente sin oportunidades.1

El 10 de mayo del 2000, en Vall d´Uixó (Castellón) se enfrenta el sólo a una decena de agentes de la Policía Local mientras se escapa de un atraca a un banco del centro de la población. Durante el tiroteo, muere uno de los agentes. El solitario dispara contra los policías protegiéndose detrás de los coches aparcados. A uno de ellos le salva la vida un manojo de llaves que cuelga de su cinturón y que consigue parar la bala, al otro, la bala le rompe la pierna. En la esquina siguiente, el atracador se enfrenta con otros dos agentes, uno de ellos sin querer dispara su pistola sin tener en cuenta que su compañero está en la línea de tiro, el policía muere en el acto. El fugitivo escapa por las calles de la localidad, uno de los agentes le dispara en la espalda. El solitario cae desplomado pero, no esta muerto, ni siquiera herido, lleva chaleco antibalas y desde el suelo responde a los disparos.

El atracador llega hasta su vehículo, un Suzuki Vitara blanco en el que guarda su fusil, lo exhibe a los agentes y vacía el cargador contra ellos. El Solitario consigue escapar aunque, su coche recibe hasta 17 disparos más. El tiroteo es tan intenso que en las calles de la localidad se recogen más de 100 casquillos de bala, hay agujeros en las paredes y en los rótulos de los comercios. La primera inspección ocular en la escena da a los agentes las primeras pistas del atracador al que se enfrentan.

Los proyectiles que vuelve a utilizar el atracador son del calibre 45 Auto de la marca Geco, el mismo calibre utilizado en Badajoz. Por las marcas que tiene las balas creen que las dispara con un subfusil militar. La Guardia Civil también recoge casquillos de una 357 Magnun que los usa en una pistola y un revolver modificados artesanalmente.

El Suzuki todoterreno de color blanco se convierte en una pista fundamental. A partir de ese atraco saben que actúa siempre protegido con un chaleco antibalas. Los agentes le disparan tres veces, consiguen tirarle al suelo pero, no le provocan ninguna herida.

Dos víctimas mortales

El solitario consigue escapar con su vehículo de Vall d´Uixó y sigue con su carrera criminal. En los próximos dos años da seis golpes más, el más provechoso en Murcia, en la localidad de Calaesparra dónde consigue un botín de noventa mil euros. La leyenda del atracador solitario empieza a ser popular entre la policía pero, salta definitivamente a los medios de comunicación el 9 de junio de 2004. Ese día se convierte presuntamente en asesino al matar a dos agentes de tráfico de la Guardia Civil, José Antonio Vidal, un asturiano de 31 años y Juan Antonio Palmero, un gaditano de 28.

Los cuerpos de los dos agentes de tráfico reciben catorce impactos de bala, ni siquiera les da tiempo a reaccionar y son acribillados a bocajarro. Los investigadores sospechan que el ataque puede ser obra de mafias del este de Europa pero, después de analizar la escena del crimen, determinan que un solo hombre que conduce mientras dispara, es el autor del doble crimen.

Los casquillos recogidos en la escena del crimen son las primeras pruebas a analizar. La Guardia Civil recoge 23 balas, algunas en el coche y otras en el cuerpo de los agentes, otra vez son del calibre 45 Auto y las marcas encontradas en los proyectiles son las mismas encontradas en Vall d´Uixó, el arma por lo tanto es la misma.

Un testigo identifica el vehículo desde el que se efectúan los disparos, vuelve a ser un todoterreno Suzuki pero, esta vez pintado de color verde. El estudio del coche de los agentes sorprende a los investigadores, según el origen de los disparos son de un único tirador que con una mano conduce y con la otra dispara. Son tiros de gran precisión. Diecinueve entran por la ventanilla del copiloto.

Jaime Giménez Arbe niega desde prisión haber matado a los dos agentes de la benemérita ya que asegura que en esas fechas había sido operado de una rodilla en la clínica Cemtro de Madrid y que estuvo casi dos años de pos operatorio en los que su forma física le impedía robar ningún banco. El programa ha contactado con el hospital dónde supuestamente fue intervenido y su nombre no consta entre los pacientes pero, sí el de un familiar. Giménez Arbe asegura que el autor de doble crimen es un colaborador suyo.

Un paso por delante

El solitario siempre va un paso por delante de la policía, lo tiene todo previsto. Sabe que la Guardía Civil busca el Suzuki utilizado en Castejón y por eso lo desguaza con una sierra radial y lo esconde dentro de una caja en la nave industrial que tiene en Pinto, cerca de Madrid. En esta nave de cerca de 250 metros cuadrados y que la policía descubrirá años más tarde, el Solitario tiene su base de operaciones. Aquí tiene un torno y una fresadora que utiliza para reparar las armas además de una completa colección de libros sobre armamento. Fabrica las matrículas falsas que llevan los vehículos que utiliza en sus atracos. Incluso dispone de un molde de su propia cara para ensayar los disfraces o idear nuevas prótesis que disimulen su fisonomía.

Dos años después

Sabe que después de la muerte de los dos Guardia Civiles su caza es una prioridad, por eso tarda dos años en reaparecer y lo hace en Sardia, en la provincia de Lugo, donde una cámara de seguridad graba su imagen. Entra con su disfraz habitual de barba y peluca, se dirige al mostrador principal. Inspecciona el banco y aprovecha que una columna del vestíbulo le sirve de parapeto para sacar de su chaqueta una pistola. Su actitud es tan discreta que el resto de clientes del banco no se da ni cuenta de que está atracando. Como siempre permanece pocos minutos en la sucursal, el suficiente para coger el dinero que hay en la caja y huir. Esperar a que el director abra la caja fuerte le haría perder demasiado tiempo pero esta vez sólo consigue un botín de 835 . Frustrado por haber obtenido tan poco dinero dispara en la pierna a uno de los cajeros.

Los Planes de Arbes son casarse con su novia y fundar una empresa de combustible ecológico con apoyo del Gobierno de Lula pero, para llevar a cabo su sueño necesita más dinero por eso elige el que será su penúltimo objetivo, el que dará las claves para su detención, la Caja Rural de Toro en Zamora. Para este golpe el Solitario utiliza el aspecto de sus últimos golpes, va ataviado con gorra, perilla y gafas y llama a la puerta del banco para que le abran.

Los seis mil euros que hay en el banco no le parecen suficientes y por eso vuelve a disparar a la pierna de un empleado sin intención de matarle. El atraco sólo dura 5 minutos.

La Guardia Civil utiliza helicópteros y corta los caminos para dar con él pero, el Solitario tiene detalla una huida por carreteras secundarias y caminos de tierra. Es en uno de esos caminos es dónde le reconoce un pastor y da la primera pista fiable en muchos años. El Solitario conduce una furgoneta Renault Kangoo de color blanco.

El testimonio de este pastor lo confirma una cámara de seguridad de La Moraleja que graba su furgoneta cuando huye de un atraco. Pero, Arbe no deja ningún cabo suelto la furgoneta está a nombre de su madre y es difícil que la policía relacione a una anciana con una serie de atracos violentos. Será un soplo, una llamada telefónica lo que dará la pista definitiva.

Sin embargo, Jaime está seguro de que no fue un policía retira el responsable del soplo sino que fue un ex colaborador suyo quien le delató.

Tras la pista de Giménez Arbe

A partir de ese momento un equipo de policías se convertirá en su sombra. Le siguen discretamente y toman fotografías, le siguen hasta Portugal dónde entra en varios bancos posibles víctimas de sus próximos golpes. Están seguros de que se trata del Solitario, no parece tener trabajo y sus ojeras y su forma de andar coinciden con lo que aparece en las cámaras de seguridad.

El teléfono de Giménez Arbe está pinchado por la policía y en una conversación con su novia le pregunta cómo se dicen varias frases en portugués y le anuncia que va a salir de viaje. Varios coches policiales vigilan constantemente a Arbe y unos días después éste comienza el viaje al que será su último atraco.

Su objetivo en Figueira Da Foz fuera de España será el último . Cuando los policías salta sobre él desde el interior de una furgoneta terminan 14 años de atracos, tiroteos y de vivir una doble vida.

Al descubierto

La urbanización dónde vive Giménez Arbe es rodeada por la policía y sus vecinos, que le conocen cómo 'Homo Brutus' por su carácter violento, descubren que el propietario del número 27 de la calle Galeno es en realidad el Solitario, el hombre más buscado del momento.2

Durante el registro de su domicilio la policía encuentra el fusil con el que supuestamente había asesinado a los dos Guardias Civiles y las pruebas de balística coinciden a la perfección.

A falta de juicio

El 16 de enero de 2008 la policía portuguesa entrega provisionalmente a Jaime Giménez Arbe para interrogarle por el asesinato de los dos agentes. A su llegada al os juzgados de Tudela en Navarra, cientos de vecinos se concentran para verle de cerca. Su cara después de medio año preso ya no es la del atracador orgulloso de sí mismo y que se autoproclama como el Solitario, está mucho más delgado y tiene la mirada triste. A sus 52 años comienza un periplo judicial que le llevará a ser juzgado primero en Portugal antes de ser extraditado definitivamente a España. Hasta que un tribunal español no le juzgue y le condene, el Solitario no será culpable de ninguno de los delitos que le imputan.