Siempre nos han gustado las cosas diferentes. Esas que hacen que uno se sienta bien consigo mismo. Por eso un equipo de MQC GT se desplazó hasta Marruecos para formar parte de la caravana solidaria de “El desierto de los niños”.
La idea inicial surgió de la mente de Nacho Salvador, un piloto que ha participado en varias ocasiones en el Dakar y ya ha transcurrido una década desde que esta singular iniciativa se pusiera en marcha por primera vez.
Y es que este aventurero, apasionado de África y de los coches, vio en este país el lugar ideal para que los niños españoles intercambiaran sus vivencias con los pequeños marroquíes.
Esta ilusión por ofrecer unas vacaciones familiares que combinaran la diversión de la conducción de los padres con las actividades de entretenimiento adecuadas para los hijos, se tradujo rápidamente en una búsqueda de colaboradores para hacer realidad el proyecto.
Hyundai se apuntó a la iniciativa desde el principio y en esta edición ha puesto a disposición de los participantes una flota de vehículos con dos de sus modelos todocamino más conocidos: el Santa Fe y el IX 35.
Santiago de la Rocha, jefe de prensa de Hyundai nos explicó por qué decidió unirse a esta experiencia en “El desierto de los niños” de manera inmediata.
En esta caravana, todo está planteado para que tanto los participantes como los colaboradores aporten su granito de arena de forma efectiva. El lado más humano de la expedición provino de la fundación Alain Afflelou, que desplazó hasta allí sus equipos ópticos para que tres oftalmólogas voluntarias revisaran la vista a los hombres, mujeres y niños de las aldeas visitadas.
Nacho Salvador, el piloto aventurero y alma máter de esta aventura solidaria, nos contó el origen de este viaje organizado.
En esta décima edición, “El desierto de los niños” ha batido el récord de participantes: 202 personas, repartidas en los 62 coches, calzados con neumáticos Michelin aptos para recorrer las diferentes superficies del territorio marroquí.
Nueve días repletos de aventuras recorriendo lugares como Midelt, Erfoud y Ouzima, o lo que es lo mismo, terrenos tan dispares como pistas sin asfaltar o las impresionantes dunas del desierto en Merzouga.
La organización de este inigualable viaje ya está trabajando para coordinar la expedición familiar del próximo año, que también irá cargada de experiencias solidarias. Por lo que estáis a tiempo de apuntaros para disfrutar con las carreteras y los diversos paisajes marroquíes, de su gastronomía y su cultura, y sobre todo, de un proyecto que aporta un poco de ayuda a gente que lo necesita y mucho.