Esta situación, además, se agudiza en aquellos casos en los que las personas más propensas a sufrir mareos viajan en las plazas traseras y llevan a cabo actividades en las que fijan la mirada en una pantalla, por ejemplo, al ver una película o un videojuego, durante un periodo de exposición de al menos 10 minutos.
Los mareos se producen por desequilibrios entre las señales que reciben el cerebro y los oídos, responsables del equilibrio. Según Jelte Bos, experto en la materia de TNO, Sistemas de Percepción y Cognitivos de Soesterberg, en Holanda, “los mareos en el coche son un problema complejo. Es una reacción natural a un estímulo no natural”. Por ello, considera que es imposible curar por completo este problema, aunque sí aliviar sus síntomas.
Este estudio de Ford comprobó que, en aquellos casos en los que las pantallas para, por ejemplo, ver una película estaban colocadas lo suficientemente altas y se podía ver la carretera a ambos lados, los síntomas se reducían.
Es posible reducir aún más los mareos si la persona más propensa a sufrirlos se coloca en la plaza central de los asientos traseros para así poder ver la carretera que hay por delante; conducir de una forma más suave, sin acelerones ni frenazos bruscos; o cantar, por ejemplo, durante el trayecto, para así distraer a la persona mareada y evitar que piense en su malestar.