Desde MQC Renting os contamos esta interesante referencia. En 1782, el inventor escocés se dio cuenta de la necesidad de medir la potencia de sus nuevas máquinas, y tuvo la ocurrencia de crear una nueva medida basada en los caballos de tiro que, en algunos casos, se utilizaban hasta entonces para mover el mecanismo de algunas máquinas.
Con esta nueva métrica, Watt también pretendía convencer al público de la época, receloso de todo lo que tuviese que ver con innovación tecnológica, de que su nueva máquina de vapor era mucho más potente y efectiva que los caballos que se utilizaban hasta entonces.
La fórmula del escocés era sencilla: Un caballo medio tenía la fuerza necesaria para levantar, por sí solo, un peso de 330 libras a una altura de 100 pies. En nuestro sistema métrico, esto equivalía a un peso de 149,68 kg a una altura de 30,48 metros por minuto. Para convencer a sus posibles clientes, Watt demostró que un caballo al avanzar podía mover una polea con un cubo lleno de carbón, pero su máquina podría levantar cargas de hasta 150 kg a una velocidad de 1,82 km/h.
Con la llegada de los primeros vehículos, que utilizaban rudimentarios motores a vapor, se hizo necesario, también, poder medir su potencia. Por cercanía respecto a los motores de Watt, se decidió continuar midiendo su rendimiento en CV –caballos de vapor-.