Mini cuenta con un amplio abanico de modelos en el mercado, pero uno de los más llamativos es, sin duda, el Cooper SD Paceman. Un vehículo que combina agilidad y elegancia a partes iguales y que esta semana hemos tenido la oportunidad de probar a fondo.

A primera vista, el Mini llama la atención por su imponente imagen exterior. La deportividad es uno de los puntos clave en el diseño del coche. Además, sus líneas alargadas y las superficies abombadas que se aprecian en los costados le dan un toque muy especial.

Las diferencias con respecto a la versión Cooper convencional se centran en unos paragolpes específicos y en unas tomas de aire a la altura de los pasos de rueda. Estilo que se completa en la parte posterior con el diseño horizontal de los pilotos y la espectacular doble salida de escape cromada.

Al igual que la imagen exterior del vehículo, el habitáculo también se ha cuidado al máximo. Un espacio en el que destacan el volante y los asientos de corte deportivo y la utilización de un climatizador automático bizona.

Otro de los apartados muy a tener en cuenta en este Mini es su mecánica diésel de 2 litros que rinde 143 CV. Un motor que le permite acelerar de 0 a 100 en 9,3 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 200 kilómetros por hora.

Los datos de eficiencia tampoco se quedan atrás y gracias a su avanzada tecnología, el Cooper SD se conforma con un consumo medio de carburante de 4,5 l/100 kilómetros.

La versión que elegimos para la prueba montaba un cambio manual de seis velocidades, aunque BMW ofrece, opcionalmente, una transmisión automática también de seis marchas.

Además, la suspensión se ha rebajado en 10 milímetros lo que hace que este modelo transmita una enorme sensación de aplomo y seguridad en carretera.

Así es el Cooper SD Paceman, una máquina emocionante con un estilo muy peculiar que ya está a la venta desde 27.400 euros.