Muchos conductores se preguntan cuánto hay de cierto en el extendido rumor de que las multas de un país extranjero no llegan nunca a casa. Sin embargo, se trata de una afirmación falsa, al menos desde hace 5 años, ya que existe una directiva que regula estas infracciones. Por todo ello, es importante conocer la legislación vigente internacional y la del país del destino.
Es cierto que hasta el 2015 no existía una directiva europea clara sobre cómo actuar ante infracciones de tráfico cometidas en otro país comunitario. Existía un vacío legal que provocaba que la infracción quedase impune salvo que fuese el propio agente de tráfico quien la impusiera en el mismo momento.
En la actualidad, España, entre otros muchos países, se acoge a la directiva aprobada por el Parlamento Europeo en 2011 y ratificada en 2015. Gracias a la anterior, se facilita el intercambio transfronterizo de información sobre infracciones. Entre las sanciones que regula esta directiva se encuentra el exceso de velocidad, el no uso del casco, saltarse un semáforo…
Pero entonces, ¿cómo hay que actuar cuando se recibe una multa por una infracción de tráfico cometida en otro país? Si ha recibido la notificación de una multa, el conductor tiene las mismas opciones que si hubiese sido en el país de origen. En primer lugar, pagarla en conformidad. O, en segundo lugar, recurrir.
Si se decide recurrir, el conductor tendría que alegar diversos motivos. Por ello, es recomendable acudir a un abogado para que se estudie el caso. Por ejemplo, muchos conductores recurren por la barrera del idioma al causar cierta indefensión en él a la hora de cometer la infracción.
Hay que tener en cuenta que, en muchos países como Holanda o Irlanda, las multas tienen carácter penal o las sanciones no prescriben. Por ello, el conductor puede tener problemas en el futuro si quiere trasladarse allí y no ha pagado la multa o tiene una infracción pendiente de resolver.