¿Es mejor comprar un vehículo o hacer renting?

En efecto, el renting a particulares se ha convertido ya en una tendencia al alza que representa el 20% de las matriculaciones totales. El concepto de movilidad ha cambiado y se entiende ahora como un servicio a disposición de las circunstancias cambiables del usuario, por eso, el sentido de la propiedad se ha ido diluyendo a favor de esta nueva tendencia.

Por ello, los interesados en disponer de un coche nuevo pueden sentarse frente a un papel y establecer una comparativa entre los costes de comprar un vehículo o adquirirlo a través de un contrato de renting.

En el primer caso, además de un importante desembolso inicial, hay que sumarle los gastos que el vehículo genera cada año en impuestos, seguros, revisiones… y añadirle posibles incidencias que sean derivadas del uso normal, en el mejor de los casos, y tener en cuenta, además, otras que sean consecuencia de la puesta en circulación del vehículo, como averías y otros imprevistos.

Con todo, podemos establecer cuánto dinero aproximado supone un automóvil en propiedad y relacionarlo directamente con la cuota mensual y, por ende, anual, que supone un coche de renting: Teniendo en cuenta que esta cantidad incluye el seguro, las tasas, el mantenimiento, las revisiones del taller y todas las gestiones derivadas del uso habitual del vehículo, es sencillo concretar una cifra y una comparación acertada.

No hay que olvidar, además, que el renting ofrece la posibilidad al usuario de renovar el vehículo una vez finalizado el contrato, de forma que el conductor, cada cuatro o cinco años cuenta siempre con un automóvil a estrenar, lo que contribuye, además, de forma decidida, a consolidar un parque automovilístico a la vanguardia de la tecnología, que sea más seguro en carretera y más sostenible a nivel medioambiental.