Bárbara, la enfermera de Málaga que salvó a una niña de 4 años de morir asfixiada por un caramelo: "Fue horrible"
El destino empujó a Bárbara, enfermera de profesión, a presenciar cómo una niña se atragantaba con un caramelo y salvarle la vida
Un agente de Policía Local intentó previamente hacerle la maniobra de Heimlich, pero el caramelo estaba demasiado profundo y no salía
Cuando todo pasó, Bárbara se dio cuenta de que María era compañera de clase de su hijo menor
Bárbara es enfermera y le tocaba trabajar este miércoles por la tarde en el Hospital Virgen del Mar de Málaga. En el último momento, decidió hablar con un compañero para que le cambiara el turno y aprovechar para llevar a sus hijos de 4 y 6 años a ver la Cabalgata de los Reyes Magos del distrito de Puerto de la Torre, en Málaga capital.
"Ni siquiera íbamos a ir, pero parece que el destino me empujó hasta allí", comenta Bárbara aun emocionada a la web de Informativos Telecinco.
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Fue una amiga suya que estaba acompañando a la familia quien se dio cuenta de que algo no iba bien a unos metros de donde estaban ubicados. "Mi amiga vio correr a un hombre y me dijo: 'Bárbara esa niña no está bien. Le pasa algo' y cuando miré hacia donde me señalaba ella vi a una chiquilla convulsionando", recuerda.
Efectivamente, María, de tan solo 4 años, no estaba bien. Había cogido un caramelo redondo "de los que se pegan a la tráquea" y se lo había metido en la boca, con tan mala suerte que, de la emoción de saludar a Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, se lo había tragado sin querer y ahora estaba atascado en su garganta impidiéndole respirar.
"El caramelo estaba demasiado profundo y no salía"
"Cuando llegué había un agente de la Policía Local intentando hacerle la maniobra de Heimlich, pero el caramelo estaba demasiado profundo y no salía", reconoce con el susto aun en el cuerpo esta enfermera que, tras identificarse, siguió tratando de sacar el dulce de la garganta de la niña, "que ya estaba en parada respiratoria".
Fueron unos minutos estresantes en los que no conseguían que la niña expulsase el caramelo, hasta que en el último momento y, ante la desesperación no solo de los padres de María sino de todos los asistentes, el caramelo cayó al suelo y la pequeña volvió a respirar con normalidad.
En ese momento, María se giró y Bárbara se dio cuenta de que la pequeña era compañera del colegio de su hijo menor. "Ahí fue cuando el mundo se me vino encima y no podía dejar de llorar a pesar de haber salido todo bien. Imagínate llevar a tu hijo al colegio sabiendo que no has podido salvar la vida de su compañera de clase. Es horrible", concluye Bárbara con la voz entrecortada y aguantándose las lágrimas al revivir la proeza que le ha hecho ser la heroína de la pequeña María y de sus padres.
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