Cataluña

Un año de la segunda huida de Carles Puigdemont tras su regreso fugaz a España: "Hoy aún estaría en la cárcel"

Un año de la segunda fuga de Carles Puigdemont
Carles Puigdemont en un acto de bienvenida organizado por entidades independentistas en el paseo Lluís Companys. Europa Press
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BarcelonaEl expresidente de la Generalitat de Cataluña y líder de Junts, Carles Puigdemont, ha afirmado que si hace un año hubiera sido detenido tras su regreso fugaz a España, para asistir al debate de investidura del actual presidente de la Generalitat, "hoy aún estaría en la prisión y, probablemente, a punto de ser juzgado y condenado".

Este viernes se cumple un año desde que compareció públicamente en Barcelona tras casi siete años residiendo en Bélgica tras el 1-O. Un acto ante sus fieles al que se daba por hecho que emprendería una marcha hacia el Parlament, aunque acabó burlando la vigilancia de los Mossos d'Esquadra ante el desconcierto de muchos, no fue al pleno y consiguió desaparecer y volver días después a Bélgica, donde reside.

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El expresidente catalán ha explicado en sus redes sociales que su intención era acudir al Parlament como diputado para asistir a la votación de investidura. Pese a ello, debido a la orden de detención en vigor, cualquier intento de acceder al recinto habría supuesto "una entrega voluntaria", que nunca ha contemplado.

Puigdemont ha justificado su regreso alegando "una razón democrática fundamental", ya que había sido elegido diputado y consideraba que tenía el derecho y el deber de participar en la sesión. También ha defendido que la Ley de Amnistía ya estaba en vigor y que el Tribunal Supremo "no tiene base legal para ignorarla".

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"Anomalía democrática grave"

Según Puigdemont, su acción buscaba "denunciar una anomalía democrática grave" y romper los planes represivos del Estado español, textualmente, al tiempo que ha criticado "la pasividad" del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y "la estrategia de normalidad" que promueve Illa.

"Si ellos me quieren encerrado e inhabilitado, mi deber es intentar hacer exactamente lo contrario", ha sostenido, y ha reivindicado que su regreso fue posible gracias al compromiso y la audacia de muchas personas, así como a los ciudadanos que se movilizaron ese día. Puigdemont ha concluido su mensaje apelando a mantener la posición pese a las dificultades: "No siempre es cómodo ni agradable, pero es una actitud fundamental que no deberíamos abandonar nunca".

El día de la fuga

La jornada del 8 de agosto de 2024 empezó en el piso donde Puigdemont pasó las horas desde su llegada a Barcelona el martes. Desde allí se dirigió hasta Arc de Triomf, donde realizó su discurso. "Empezó a hablar y nos enteramos de que el horario podía alterarse en el Parlament. Se decide cambiar de lado. Lo más seguro era esperarse y teníamos la oportunidad de ir a un piso", según explicó Jordi Turull a los días de la fuga.

De este modo, el expresident "no marchó de seguida a Waterloo" y permaneció en Barcelona hasta la noche del jueves. "No estuvo en un bar esperando a ver qué hacía", ha añadido Turull, quien acompañó en todo momento a Puigdemont en su visita exprés a Barcelona. Primero se escondieron en un piso cercano a Arc de Triomf para "esperar" y decidir si acudía a la investidura.

Ambos estuvieron en un segundo piso cercano para "esperar" y decidir si acudía a la investidura: "No entra con ningún sombrero en el coche. Yo sí que llevo gorra y no era de béisbol. Era muy sencilla. Subimos al coche y ya sabemos que vamos a otro piso más apartado".

Llegaron al inmueble con "una tranquilidad absoluta". Sin embargo, los planes cambiaron sobre las 13:00 horas, cuando tomaron la decisión de salir de Cataluña. "Era imposible llegar al Parlament. Sabíamos que estaríamos buscados por todos lados", reconoció Jordi Turull, por lo que decidieron irse a un segundo piso para "estar más alejado de la zona".

Para ello, cambiaron de vehículo, salieron del parking y pusieron rumbo a un tercer piso en Barcelona, lugar que abandonarían sobre las 20:00 horas por carretera, sentados en la parte de atrás de un coche, aunque Turull no quiso detallar que ruta siguieron por "seguridad".