La vida entre ladrillos de Aleix, ganador de la 'Champions League' de la construcción: "En el colegio decía que quería ser albañil"

La vida entre ladrillos de Aleix, ganador de la 'Champions League' de la construcción. Cedida
  • Su pasión por el oficio le ha llevado a ganar por quinta vez el concurso más prestigioso de albañilería: "La obra hay que amarla"

  • Para el albañil catalán, la clave del éxito es su amor por la construcción: "Las cosas sin cariño no llegan a ningún sitio"

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BarcelonaAleix Plana ha cimentado su vida a base de ladrillos, llevando la obra tanto en su corazón al aprender el oficio de albañilería gracias a su padre y abuelo, como en su cabeza, con la que ha logrado levantar todo tipo de estructuras y coronarse por quinta vez en un certamen conocido como la 'Champions League' de la construcción.

El hombre de Vila-seca (Tarragona) se mueve "como pez en el agua" en una obra, donde su pasión por la albañilería le ha llevado a hacerse un hueco en un oficio que va más allá de la técnica, la precisión o la paciencia. "La obra hay que sentirla y amarla. Una parte es pensada, pero la otra tiene que salir del corazón. Las cosas sin cariño en la construcción no llegan a ningún sitio y no se realizan de buena manera", explica Aleix en una entrevista a Informativos Telecinco.

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Su forma de entender el oficio, que le convierte en la cuarta generación de su empresa familiar, le ha llevado a tocar la gloria entre la élite de albañiles de España, que anualmente se dan cita en Málaga para competir en el Concurso Nacional 'Peña El Palustre', donde compiten 28 parejas.

"Mi madre me dijo que paleta sí, pero paleto no"

Un torneo, considerado por los propios profesionales como la 'Champions League de la albañilería', que el catalán ha ganado cinco veces, convirtiéndose en el más laureado del certamen junto a otras dos personas. Para llegar a este punto, Aleix Plana ha pasado un sinfín de horas entre ladrillos. La primera vez con siete años, cuando ayudaba a su padre en una obra en su hogar.

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"En la mesa siempre se ha hablado de construcción. La pasión la he tenido siempre. En el colegio decía que no quería leer ni escribir y quería ser albañil. Mi madre me dijo que paleta sí, pero paleto no, por lo que tuve que estudiar igual", recuerda Aleix sobre sus primeros pasos en el mundo de la construcción, que le llevaron a levantar su primera pared de obra con tal solo 14 años.

Entre sus escapadas de joven para ayudar los padres cada sábado, y sus estudios de construcción de Grado Medio y Superior de Formación Profesional, fue labrándose un futuro entre ladrillos en la empresa de su padre, donde siguió ganando experiencia. "Lo que me enganchó al oficio fue convertirlo en algo cotidiano. Era mi día a día en mi casa. Desde pequeño se me despertó la pasión".

Una forma de honrar la memoria de su madre

En plena formación, Aleix dio sus primeros pinos en un concurso de albañilería con 16 años en Tarragona: "Fuimos unos cuantos de clase. Terminamos una figura que los adultos ni lograron. Eso ya fue un motivo de orgullo", recuerda sobre su primera experiencia que le llevó en 2009 a participar en otros certámenes fuera de Tarragona.

"Fue justo poco después de que mi madre falleciera. Algunos de los concursantes dijo que valíamos y empezáramos a dar alguna vuelta. Además era un buen motivo para sacar a mi padre de casa los fines de semana", admite el albañil.

Así llegaron hasta Málaga para participar en el Concurso Nacional 'Peña El Palustre', donde Aleix disfruta de aprender técnicas de construcción "en desuso" y rinde homenaje a una de las personas que ha sido un pilar fundamental en su vida: "Suele coincidir con la fecha de fallecimiento de mi madre. El primer año que fuimos, ya estábamos orgullosos si quedábamos en la posición 30, pero quedamos terceros".

Un triunfo bajo la campana

Esta "motivación" le llevó a intentarlo de nuevo al año siguiente, donde ya logró tocar la cima del certamen, donde los albañiles reciben a primera hora de la mañana los planos de la figura a realizar y cada cuadrilla ejecuta simultáneamente ese mismo trabajo de albañilería durante cuatro horas.

Una prueba donde este último año ha logrado completar bajo la campana: "Nos sobraron entre dos y tres segundos. Era una bóveda de escalera de caracol por el exterior de la parada. Lo que le daba la complejidad es que la construcción no se apoyaba en el suelo". De las más de veinte parejas que participaban, tan solo quedaron en pie 10 o 12 figuras, pero la suya fue la ganadora al conseguir la mejor puntuación.

De ganar a formar parte del jurado

El triunfo, junto a su ayudante Vasile Safta, le ha servido para coronarse por quinta vez en el certamen, convirtiéndose de nuevo en el mejor albañil de España: "Es un poco desbordante, me está felicitando hasta gente que no conozco. Es abrumador", expresa Aleix, quien el año que viene pasará a formar parte del jurado.

"Cuando ganas, la siguiente edición no puedes participar. Es lo que hace este concurso más transparente. Ves las entrañas del concurso, cómo se puntúa y lo que se habla entre bastidores", destaca sobre una 'Champions League' en la que su gran objetivo es alzarse con el concurso una vez más.

El "ansia" de seguir aprendiendo

"El primer año me puse entre ceja y ceja que tenía que ganar seis. Pero, por otro lado, tengo otro objetivo que es mucho más modesto como es el ansia de seguir aprendiendo, es lo que me aporta la construcción", opina el albañil catalán sobre un reconocimiento que no ha tenido ningún impacto en su vida personal y profesional.

Su sueño por cumplir es "tener más tiempo para trabajar" en Vila-seca, un municipio de 25.000 habitantes donde "todo sigue igual" pese a ser el más laureado en su oficio. "Nos conocemos prácticamente la gran mayoría. Tengo un poco más de reconocimiento, pero estoy en una empresa que tiene más de 100 años", culmina sobre una vida entre ladrillos que ha dado sentido a su vida.