Philippe J. Sansonetti, microbiólogo: "El virus no va a desaparecer, debemos prepararnos para que se convierta en endémico"

Philippe J. Sansonetti recibe el "Abarca Prize"
El microbiólogo francés trabaja en el Instituto Pasteur, y está en Madrid para recoger el "Abarca Prize" de este año.. NIUS
  • Sansonetti ha sido galardonado con el "Abarca Prize" por sus investigaciones sobre la shigelosis, una infección que afecta a 164 millones de personas en el mundo

  • La enfermedad afecta, sobre todo, a los niños de países en desarrollo, y no tiene vacuna todavía: "Ellos deberían ser objetivo prioritario de la vacuna"

  • Hablamos con él sobre su trabajo, y también sobre la covid: "Para nosotros, la pandemia ha terminado, pero eso no significa que la historia haya acabado"

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MadridEs considerado uno de los fundadores de la microbiología celular, y es pionero en publicaciones científicas sobre esta área. Philippe J. Sansonetti está en Madrid esta semana para recibir el "Abarca Prize". Tras galardonar, el año pasado, al genetista Jean-Laurent Casanova, en su segunda edición ha querido reconocer “su revolucionaria investigación sobre la shigelosis”.

Si esta palabra no les suena de nada, puede que les suene más la “disentería bacilar”, que es de lo que hablamos: una infección intestinal causada por la shigellia, una familia de bacterias. Una de sus manifestaciones es la diarrea, tan severa que puede acabar siendo letal. Lo es para más de un millón de personas al año, en su mayoría niños. Y afecta sobre todo a países en desarrollo de África, América y Asia.

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Sansonetti, de 73 años, es profesor y director de la Unidad de Patogénesis Molecular Microbiana del prestigioso Instituto Pasteur, y lleva más de 40 años estudiando los mecanismos de infección de esta bacteria y la patología que desencadena. La shigelosis afecta en todo el mundo a más de 164 millones de personas: 163 millones en países en desarrollo y 1,5 en países industrializados. Hablamos con él antes de la entrega del premio, que recibía este miércoles en Madrid. Sobre la shigelosis y sobre la pandemia de covid, una historia que -recuerda- "no ha terminado".

Pregunta: Estamos ante una de esas enfermedades olvidadas en Occidente…

Respuesta: Es una enfermedad que desapareció de Occidente con la llegada del siglo XX. Se descubrió que esta infección estaba causada por microbios y encontraron una solución. Y la solución fue la higiene, la higiene personal. Educar a la gente en la higiene, en lavarse las manos, en la necesidad de baños, en que hubiera agua limpia en las ciudades… Nuestras ciudades cambiaron radicalmente con la llegada del siglo XX. Y eso estuvo motivado por la necesidad de unas buenas condiciones de higiene para la población. Así que sí, es cierto, la shigelosis, como el cólera u otras enfermedades infecciosas, despareció. Es difícil encontrar huellas de esta infección en estas latitudes. Es una enfermedad que prevalece en las áreas más pobres del planeta, como consecuencia de la falta de adecuadas condiciones de higiene.

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P: Y es una enfermedad que afecta, sobre todo, a los niños… El 60% de los que fallecen por esta infección son muy pequeños.

R: Sí, afecta sobre todo a niños pequeños. Los datos epidemiológicos que llegan de África y el sur de Asia muestran que los más afectados por esta enfermedad son los niños de 1 a 5 años, y son también los que más fallecen. Ellos deberían ser objetivo prioritario de la vacuna.

P: ¿Qué supone este premio para usted? Es un reconocimiento a su trabajo como investigador, pero también ayuda a visibilizar, precisamente, en esta enfermedad.

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R: Por supuesto. Este es un premio personal, pero lo es también para todo mi equipo. Y sí, en estoy contento porque pone el foco, no sólo en la shigelosis, sino en general en las enfermedades que afectan a los niños de los países pobres, que son ignoradas por la población de nuestros países. Así que sí, el efecto del premio es doble, tanto para nosotros como para este tema. Hay enfermedades que han desaparecido en nuestros países pero que siguen presentes en otros, y debemos hacer algo.

P: Este premio se lo conceden, entre otras cosas, por su “revolucionaria" investigación sobre la shigelosis. ¿Por qué revolucionaria? Explíquenos en qué consiste su trabajo…

R: Bueno, prefiero dejar al jurado la responsabilidad de llamarlo “revolucionario” (risas), yo nunca lo habría hecho. Quizá sea porque establecimos una nueva forma de estudiar la patogénesis de los microbios, no sólo de la shigellia, combinando diferentes disciplinas: genética, inmunología, biología celular, histopatología… Lo que hicimos fue darle un enfoque muy médico con herramientas de ciencia básica. Pero yo no he sido el único que ha hecho esto. Cuando empezamos, a comienzos de los 80, había más grupos que estaban en ello. Quizá en la shigellia sí que fuimos pioneros.

P: Hablamos de una enfermedad que afecta a 164 millones de personas en el mundo. ¿Por qué no hay vacuna todavía?

R: La respuesta es compleja, pero trataré de simplificarla. Es una enfermedad contra la que es difícil vacunar. Son unos cuantos los microbios que la causan así que la vacuna debe ser extremadamente eficiente. Eso nos lo ha puesto muy difícil. Aunque yo soy optimista, creo que tendremos una vacuna pronto.

Pero hay otro problema, y es que, al ser una enfermedad olvidada, no existe el incentivo para desarrollar una vacuna que sí tienen otras enfermedades de impacto más global. La covid, por ejemplo, mire qué rápido se desarrolló la vacuna y se movilizaron recursos… Las enfermedades olvidadas no cuentan con todo ese apoyo. Deberíamos reflexionar sobre esto y también apoyar a los países que sufren esta enfermedad, para que puedan desarrollar su propia capacidad de producir una vacuna. De lo contrario, las cosas van a complicarse mucho.

P: ¿La vacuna es crucial por la resistencia a los antibióticos que se ha generado? En su momento, esta enfermedad se podía tratar con antibióticos…

R: Sí. La shigelosis se puede tratar fácilmente con antibióticos y la mejoría es muy rápida. Pero, al dar un antibiótico tras otro, apareció la resistencia, y desde entonces estamos tratando de desarrollar nuevos antibióticos. La resistencia a los antibióticos, desde luego, es uno de los factores clave en el tratamiento de esta infección. Y en el desarrollo de la vacuna, que acabaría con la necesidad de utilizar antibióticos.

P: La vacuna de la covid dejó claro que, si se quiere, se puede. Me gustaría saber cuál fue su sensación al ver que, en menos de un año, había vacuna…

R: Honestamente, le diré que no me sentí frustrado en absoluto. Al contrario, creo que era vital para el planeta desarrollar esta vacuna contra la covid. La gripe española mató a 100 millones de personas. Ahora, sin la vacuna, habríamos llegado a algo parecido con la covid. Así que no sentí ninguna frustración, estoy encantado de que esta vacuna se desarrollara tan rápido.

Ahora, lo que espero es que hayamos aprendido cómo flexibilizar el proceso. Hemos aprendido mucho sobre cómo acelerarlo, tanto en la parte científica como en la burocrática. Y espero que reflexionemos sobre cómo aplicar todo esto a nuevas vacunas en el futuro.

P: ¿Qué cree que nos queda por ver en esta pandemia? ¿Ha terminado? ¿No ha terminado? No acaba de estar claro…

R: Es una pregunta importante y compleja. Si hablamos de nuestras latitudes, está claro que en Occidente la pandemia ha acabado. La población se ha inmunizado enormemente, tanto por la infección como por la vacuna. Y, además, hemos decidido que la pandemia ha terminado, desde el punto de vista sociológico y psicológico. La pregunta ahora es cuál es el siguiente paso. ¿Es este el final de la película? La respuesta es no.

No hay razones para pensar que este virus vaya a desaparecer, entre otras cosas porque sigue muy presente en otras regiones del planeta. Así que debemos prepararnos para vivir en una situación endémica, cuya evolución es difícil de prever. No creo que volvamos a tener olas tan fuertes como las de 2020 o 2021, quizá tengamos una cierta estacionalidad, como con la gripe. Yo creo que el panorama cada vez será más parecido al de la gripe.

Pero las autoridades sanitarias, en vez de transmitir la impresión de que esto ha acabado, deberían informar la población sobre cuál puede ser el siguiente paso y gestionar la situación endémica en la que nos encontramos. No pueden ignorarla, porque nunca sabes qué puede pasar. Para nosotros, la pandemia ha terminado, pero eso no significa que la historia haya acabado.