Rafael Carrascosa Marzo, biofísico de la Universidad de Oxford: “La buena ciencia surge a partir de colaboraciones internacionales y el Brexit ha roto esto”

  • El científico español trabaja en un equipo de investigación de nanotecnología del ADN en la Universidad de Oxford desde 2018

  • Reflexiona sobre las consecuencias que el Brexit ha tenido para la investigación en el Reino Unido y para los científicos europeos

  • En conversación con NIUS, explica que una de las más importantes consecuencias es haber quedado fuera del programa ‘Horizonte Europa’

Entre 2010 y 2015 España perdió 12.000 científicos, prácticamente un 10% del total, en la llamada fuga de cerebros. Muchos vinieron al Reino Unido porque era una las principales potencias científica de Europa, si no la primera, y era uno de los destinos más atractivos. Antes del Brexit había 5.000 científicos españoles trabajando en laboratorios de universidades británicas, sin contar a los que trabajaban en el sector privado o los que estaban haciendo un doctorado. Luego llegó el Brexit y todo cambió. Reino Unido perdió atractivo para los científicos europeos.

El Brexit entró en vigor en diciembre de 2020. Entonces a los científicos españoles y europeos que ya estaban en el país les dieron un permiso de residencia que podrían perder si llevan menos de cinco años en el país y se marchan más de seis meses, o si llevan más de cinco años y se marchan más de cinco años. También han dejado de tener acceso a las becas europeas.

Rafael Carrascosa Marzo, de 29 años, trabaja como investigador en biofísica en la Universidad Oxford, en un equipo especializado en la nanotecnología del ADN. Estudió la carrera de Biotecnología en la Universidad Politécnica de Valencia, un máster en Nanobiotecnologia en la Universidad de Aalborg, en Dinamarca, y un doctorado en Biofísica en la Universidad de Oxford, donde, al terminar, se quedó en el mismo grupo de investigación. Lleva en el país desde 2018. También es director del departamento de política científica de SRUK / CERU, que es la organización que agrupa a los científicos españoles en el Reino Unido.

Pregunta: ¿Cómo les ha afectado el Brexit a los científicos?

Respuesta: Lo que más nos afectó es que el Brexit ha puesto una barrera casi literal entre el resto de Europa y el Reino Unido y dificulta mucho el movimiento de personas. Ya no puedes entrar directamente, necesitas visado. Si eres estudiante, pagas unas tasas superiores, las tasas internacionales, y realizas pagos al NHS [Servicio Nacional de Salud], y se ha limitado el acceso a becas del UKRI, que es el organismo gubernamental que financia a muchos doctorandos y a gran parte de la ciencia en el Reino Unido.

P: ¿Dice que se han aislado?

R:  La buena ciencia surge a partir de colaboraciones, normalmente colaboraciones internacionales, porque la ciencia avanza cuando se hacen estudios de manera multidisciplinar y multinacional. Al dificultar las colaboraciones entre Reino Unido y el resto de Europa se dificultan estas colaboraciones científicas. Un ejemplo muy claro es la situación que tenemos ahora con ‘Horizonte Europa’.

P: ¿’Horizonte Europa’? 

R: Es el marco de fondos de la Unión Europea para individuos y para grupos de investigación. Se financian investigaciones de interés para la Unión Europea, así como investigación científica más puntera y sin una aplicación inmediata clara, ciencia básica. Es una cantidad enorme de dinero (95.500 millones de euros) a la que tienen acceso países miembros y terceros países con los que hay acuerdo. Reino Unido por el Brexit perdió el acceso, se convirtió en tercer país y todavía no ha conseguido un acuerdo con la UE.

Horizonte Europa tiene grandes becas para grandes investigaciones y esto da mucho prestigio

P: ¿Por qué no?

R: Porque la participación se ha convertido en una pieza más entre las discusiones geopolíticas que al final acaban afectando de manera negativa a la ciencia. El principal problema es que ya no es posible acceder a esa gran cantidad de fondos desde el Reino Unido. No es tan fácil establecer colaboraciones con grupos que estén en el resto de Europa. Se ha dificultado mucho la ciencia y se resiente, sobre todo, el Reino Unido porque nos quedamos más insulares de lo que ya somos. Y también se resiente Europa porque Reino Unido no deja de ser un punto de investigación a nivel global muy importante.

P: De alguna manera, el Reino Unido se ha disparado al pie con el Brexit.

R: Sí. Reino Unido tiene muy buenos científicos y muy buena infraestructura, pero nos hemos aislado del resto de Europa porque se ha dificultado muchísimo lo que antes era una colaboración directa o acceder ‘Horizonte 2020’ (el precedente de ‘Horizonte Europa’ para el período 2014-2020). El gobierno británico ha planteado un posible programa que serviría de sustituto para el ‘Horizonte Europa’: ‘Pioneer’. Este programa cubriría el agujero que ha dejado la no inclusión de Reino Unido en las posibles fuentes de financiación para científicos y científicas basados en el país. Intentan realizar un control de daños en cuanto a financiación, pero pierden prestigio. ‘Horizonte Europa’ tiene grandes becas para grandes investigaciones y esto da mucho prestigio, y los investigadores del Reino Unido no podemos acceder a ellas.

P: ¿Cómo lo ha notado en su día a día?

R: Un ejemplo muy práctico que es que yo trabajo con ADN, no a nivel genómico sino estructural, el caso es que tengo que comprar ADN sintético. Las principales productoras están basadas en Bélgica, Reino Unido y Alemania. Desde Estados Unidos y desde Bélgica más o menos no ha habido problema porque, aunque hubo mucho papeleo, se solucionó, pero las que tuve que comprar en Alemania las estuve esperando durante dos meses hasta que me enteré que, por temas aduaneros, estaban parados en la costa. El producto que había pedido que antes tardaba una semana en llegar, no llegó. Tuve que pagar un extra para que llegara después de hablar con aduanas. O sea, que se ha incrementado el tiempo de envío y el coste.

Hay muchos científicos que no se quieren arriesgar a venir aquí porque no saben qué pasará

P: ¿Qué tendría que hacer el Reino Unido para llegar, por ejemplo, al nivel de Estados Unidos que, sin ser parte de la UE, es potencia científica?

R: Lo veo muy complicado porque no se pueden comparar todos los recursos. Es como cuando Reino Unido quería ser como Noruega en la Unión Europea, estando en la Unión Europea, pero sin estarlo. Estos juegos miméticos son un poco complicados, además que Estados Unidos recibe muchos científicos procedentes de Asia. El flujo es mayor en los Estados Unidos, que no deja de tener hegemonía global en varios aspectos, al menos hasta la fecha. Y hay muchos científicos que no se quieren arriesgar a venir aquí porque no saben qué pasará. No sabemos si estaremos dentro de ‘Horizonte Europa’ en mayor o menor medida, no sabemos si el sistema que propone el Reino Unido funcionará bien. Hay restricciones aquí que no hay en Estados Unidos.

P: ¿En qué consiste su investigación?

R: Soy biofísico, de base soy biotecnólogo más en base con la biología, pero estoy tratando temas con la física porque todo proceso biológico tiene que ver con un principio físico al final del día. Cojo secuencias muy largas de ADN y lo doblo para crear estructuras a una escala muy muy pequeña, a nanómetros (un pelo tiene 100.000 nanómetros de grosor), e intento hacer cosas con las estructuras a esa escala tan pequeña. En particular, junto con otros investigadores, creamos un sistema que sirve para imprimir materiales a esa escala tan pequeña, casi a escala atómica, para materiales inteligentes que se pueden aplicar en la manufactura de transistores para chips, por ejemplo. El ADN tiene unas cualidades que nos permiten jugar con él de una manera muy precisa sin demasiado esfuerzo y sin que sea demasiado caro.

P: ¿Esto cómo nos afectaría?

R: Por ejemplo, en todo lo que sea electrónica, ahora que estamos haciendo una transición digital verde, porque todo está basado en chips y los chips dependen del número de transistores que tienen. La ley de Moore es una observación un poco ad hoc que afirma que cada dos años se doblan el número de transistores en un chip, haciéndolo más potente, para que nos entendamos. Hemos llegado a un punto en el que ya no podemos mantener el ratio al que estábamos mejorando los chips, por limitaciones de la tecnología y de los materiales, y esto compromete el ritmo del avance tecnológico. Con esta tecnología nueva que estamos desarrollando, queremos cambiar esta tendencia y decir, vale, vamos a hacerlo de una manera completamente nueva que nos permitiría continuar con ese grado de aceleración de progreso tecnológico. Esto es, a grandes miras, en lo que consiste mi investigación.

De una cadena de ADN muy larga, puedes crear una impresora, una caja o cualquier estructura que puedas diseñar

P: ¿Qué es el ADN sintético?

R: El ADN se puede producir de novo si tienes los elementos constituyentes. Es un proceso químico más que esta bastante estudiado. En particular, la técnica que uso en mi trabajo se llama ADN origami porque si tú haces origami, coges una hoja de papel y la doblas hasta que creas una forma compleja en 2D o en 3D. Nosotros hacemos lo mismo, pero con ADN. De una cadena de ADN muy larga, la hoja de papel de la analogía, puedes crear una impresora, una caja o cualquier estructura que puedas diseñar.

P: ¿Podría llevar a cabo esta investigación en España?

R: En España hay grupos que se dedican a esto en el País Vasco y en Cataluña, que yo conozca, pero los grupos más importantes están aquí, donde estoy yo, en Oxford, y en Londres y Cambridge, y en Alemania, en torno a Múnich. A parte, por supuesto, de algunos grupos en Estados Unidos y en China.

P: ¿Le condiciona el Brexit a la hora ver su futuro?

R: El Brexit es un factor importante, sin duda, porque yo llegué en 2018 y tenía el estado de ‘presettled’ [estatus de preresidente], que me permite trabajar en Reino Unido sin necesidad de visado, pero si me voy más de seis meses lo pierdo y ya no lo recupero. A los cinco años, este octubre, me dan el ‘settled status’ [estatus de residente], que son las mismas condiciones, pero me puedo ir cinco años consecutivos del país sin perderlo, lo cual me da flexibilidad porque en la ciencia es importante poder moverse. Te sale un proyecto interesante en Alemania, pues te tienes que ir a Alemania y si tienes familia debes valorar si vas solo o no. El Brexit, el estatus de residente y preresidente, el tener pasaporte británico, son elementos que afectan la movilidad.

Al principio tu combustible como científico es la curiosidad genuina que te hace estar en un laboratorio

P: ¿Un científico tiene que estar siempre dispuesto a moverse?

R: Sí, pero en mi opinión esto es algo que no debería ser así porque nos dificulta las cosas. Si quieres tener una familia, añade una cantidad de estrés y de dificultad que a mí me gustaría que no existiera. Y digo esto ahora que no tengo ataduras.

P: Es una vida muy sacrificada, la del científico.

R: -Lo es. Y vivimos mucho de la vocación. Al principio tu combustible es la curiosidad genuina que te hace estar en un laboratorio, pero llega un momento en el que te planteas qué opciones tengo, quiero tener una familia o una vida más estable. Por eso muchos se marchan a empresas.

P: ¿Volvería a venir aquí si estuviésemos en 2018 y supiera que sucedería el Brexit? 

R: Me lo pensaría mucho. Entonces no me lo pensé porque el proyecto me interesaba mucho, era una oportunidad muy buena, es una universidad de renombre y el grupo me interesaba porque había leído de él. Acepté casi sin pensar. Pero ahora me lo pensaría muchísimo dado que también hay opciones en Alemania en este campo y no tendría las dificultades que hay ahora para venir aquí.