Bienestar

Qué es el “efecto rebote” en dietas digitales: por qué hacer detox no es suficiente para el foco

Vivimos pegados al móvil y otras pantallas
Vivimos pegados al móvil y otras pantallas. PxHere
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La dependencia de la tecnología en la sociedad actual está llevando a casos cada vez más extremos en los que su uso excesivo conlleva a una dieta digital, un periodo de desintoxicación en el que el usuario trata de regular, reducir o incluso eliminar el tiempo que se pasa frente a pantallas y dispositivos electrónicos, como teléfonos móviles inteligentes, ordenadores y televisores. Sin embargo, como sucede con las dietas alimenticias, luego puede llegar un peligroso efecto rebote en el que acabemos estando peor que antes de someternos a la dieta.

La necesidad de aplicar dietas digitales

No es tan extraño en estos días que veamos a grupos de personas actuando en su día a día de forma autómata mientras llevan el móvil pegado a la cara revisando redes sociales, mandando audios o consultando las noticias más relevantes del día, entre muchos otros usos que permiten estos teléfonos móviles inteligentes. Durante varios años, a medida que se ha ido extendiendo el uso de estos dispositivos, han sido varios los estudios científicos que han ido poniendo sobre la mesa lo perjudicial que puede llegar a un uso desmedido de la tecnología digital. Hasta el punto de que se lleva solicitando a las autoridades que estas nuevas adicciones también sean parte principal del 'Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales', el documento internacional de referencia para la clasificación de los trastornos mentales.

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Para combatir esta adicción y dependencia de la tecnología en nuestro mundo actual, los expertos en salud mental y bienestar han ido elaborando en los últimos años las llamadas dietas digitales, siguiendo pautas para establecer límites y realizar prácticas que puedan reducir los efectos que provocan en el ser humano el exceso de tiempo frente a pantallas. Estas dietas digitales no solamente pretenden reducir de forma más o menos drástica el tiempo de uso de dispositivos electrónicos, sino que tiene como fin último conseguir un posterior uso más equilibrado y saludable de la tecnología.

A su vez, en el periodo de desintoxicación tecnológica no solamente se pretende combatir la fatiga digital tras un uso prolongado, para el que se establecen límites de tiempo específicos por tecnología, dispositivo o aplicación, sino que se establecen pausas regulares a lo largo del día en las que se intentan realizar actividades offline, como serían la lectura, el ejercicio físico, la meditación o la interacción social, para “fomentar una conexión más profunda con el entorno físico y las relaciones interpersonales”, que tan dañadas están por lo impersonal que son la mayoría de formas nuevas de comunicación.

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El peligro de rebote al volver al mundo tecnológico

Decíamos anteriormente que el fin último de las dietas digitales es conseguir un posterior uso más equilibrado y saludable de la tecnología. Sin embargo, tal y como sucede con las dietas alimenticias, restringir o reducir el elemento nocivo o perjudicial no siempre funciona porque al finalizar la dieta podemos hacer un consumo todavía más elevado. Si en una dieta alimenticia el efecto rebote sería la recuperación del peso perdido después de finalizar una dieta restrictiva, e incluso la ganancia de peso con respecto al inicial, en el caso de las dietas digitales el peligro es que la privación de uso de las tecnologías nos lleve a un uso posterior igual o superior que el que ya se consideraba un trastorno conductual.

Por ello, el periodo de desintoxicación parcial o total de la dependencia y uso de dispositivos tecnológicos no siempre es lo más adecuado. Hay que implementar una serie de pautas que recomiendan los expertos, tanto en ese periodo de reducción del uso de pantallas, como en una pedagogía posterior si no se quiere sufrir el 'efecto rebote'. Una de las más importantes tiene que ver con la forma de afrontar la relación con la tecnología.

Es prácticamente imposible que, al volver de la dieta tecnológica, especialmente si se ha materializado en forma de periodo 'detox', vayamos a estar libres de relacionarnos nuevamente con la tecnología, pues está tan presente en el mundo actual que es una utopía pensar que viviremos fuera del sistema. Por tanto, el enfoque posterior a una dieta digital no implica renunciar a la tecnología, sino utilizarla de manera consciente y responsable. Quienes consiguen esta nueva forma de relación con los dispositivos presentes en el día a día, obtienen beneficios significativos en efectos como el bienestar emocional, mayor concentración en las tareas diarias y/o reducción del estrés.

Según lo que sería la pirámide nutricional sobre las cantidades que deberíamos consumir posteriormente a la finalización de la dieta digital, según el consenso de los expertos, esta debería tener un uso ilimitado de la tecnología si es para fines como las búsquedas, navegación o música, hasta 4 horas en trabajos o educación, menos de 2 horas para ver vídeos, comprar online o leer noticias y, lo más peligroso a nivel de adicción y trastornos digitales sería el uso de redes sociales, que deberíamos limitar a menos de una hora al día. Siguiendo estas pautas conseguiríamos el ansiado uso responsable de las nuevas tecnologías en nuestro día a día.