El drama de muchos animales marinos cada día va más allá de esquivar depredadores: el plástico está por todas partes. Bien los saben estos pescadores asturianos. La tripulación del 'Rubén David', una embarcación con base en el puerto de El Porto/Viavélez, estaba faenando cuando vio algo raro. Una enorme tortuga laúd tenía dificultad para nadar entre las cuerdas y redes que la maniataban, una trampa mortal que en esta ocasión no acabó desastre gracias a estos hombres.
La tortuga laúd es la más grande del mundo, y está recubierta por un caparazón gomoso blindado por miles de placas óseas. Las adultas apenas sufren el riesgo de ser devoradas por depredadores, como sí ocurre con los nidos y las crías, en cambio el plástico afecta incluso a las más grandes.
Se calcula que el ejemplar rescatado en Asturias pesaba unos 300 kilos, aunque las hay de hasta 500. Esto dificultó el objetivo inicial de los pescadores de subirla a la embarcación para liberarla del plástico. Finalmente optaron por ir cortando con una navaja la basura que atrapaba a la tortuga dejándola en el agua, agachándose como podían.
España está entre los 10 países que más plástico vierten al mar, publicaba un estudio en 2015. No es la primera vez que una tortuga laúd sufre los efectos de esta contaminación del mar. En años anteriores hemos visto varamientos en las playas de Xagó o Salinas.