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La placenta puede tener más partículas contaminantes de lo que pensábamos, si recientemente los investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido) demostraban haber encontrado partículas de contaminación, incluyendo metales, en las placentas de quince mujeres en Londres, un nuevo estudio ha revelado la existencia de microplásticos en la misma.
El estudio realizado por un grupo de científicos italianos y publicado en la revista Environment International, ha encontrado por primera vez microplásticos en este órgano efímero que se desarrolla en el útero durante el embarazo y otorga nutrientes y oxígeno al feto.
Los microplásticos son partículas de menos de cinco milímetros derivadas de la degradación de los objetos plásticos presentes en el medio ambiente. Estos elementos provenientes del plástico pueden pasar del medio ambiente a los organismos vivos, incluidos los mamíferos.
En el estudio, realizado en el hospital romano de Fatebenefratelli y el Politécnico de la región de Las Marcas, se analizaron seis placentas humanas, recolectadas de mujeres que dieron su consentimiento con embarazos fisiológicos, mediante microspectroscopía Raman para evaluar la presencia de microplásticos.
En total, se encontraron 12 fragmentos microplásticos (de 5 a 10 μm de tamaño), de forma esférica o irregular en 4 placentas (5 en el lado fetal, 4 en el lado materno y 3 en las membranas corioamnióticas); todas las partículas de microplásticos se caracterizaron en términos de morfología y composición química.
Todos ellos estaban pigmentados; tres fueron identificados como polipropileno teñido, un polímero termoplástico, mientras que para los otros nueve solo fue posible identificar los pigmentos, que fueron todos utilizados para revestimientos artificiales, pinturas, adhesivos, yesos, pinturas para dedos, polímeros y cosméticos y productos de cuidado personal.
Los microplásticos llevan consigo sustancias que, al actuar como disruptores endocrinos, podrían causar efectos a largo plazo en la salud humana.
Se cree que estos microplásticos han podido ser absorbidos mediante la respiración, pero principalmente mediante los alimentos.