Los perros de los refugios sufren estrés, sobre todo los más pequeños, según un estudio

Una investigación realizada en los Países Bajos ha revelado los altos niveles de la hormona cortisol en el pelo de los perros de los refugios
La hormona que revela el estrés, el cortisol, aumenta sobre todo en perros pequeños, según el estudio
La concentración de cortisol, la hormona que refleja los niveles de ansiedad y estrés que tiene una persona o un animal y que se acumula en el pelo
Los perros se estresan y mucho cuando permanecen en los refugios. Lo revela un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Utrecht, en Países Bajos, que ha analizado los niveles de la hormona cortisol, en canes que han vivido seis semanas en una perrera.
Los investigadores monitorizaron a 52 perros de refugio en diferentes momentos: antes del ingreso, después de seis semanas en el refugio, seis semanas después de ser adoptado y encontrar casa. Para ello analizaron la concentración de cortisol, la hormona que refleja los niveles de ansiedad y estrés y que se acumula en el pelo de las personas y los animales, según el estudio publicado en la revista Nature.
El estrés aumenta en los perros a partir de las seis semanas en un refugio
Los investigadores compararon los niveles de cortisol en los perros antes de su ingreso en el refugio con los de otros 20 perros domésticos, similares en cuanto a raza, edad y sexo. Los resultados revelaron que los niveles de cortisol de los perros cuando entran en el refugio y el grupo de canes domésticos es similar, sin embargo, aumenta un tercio en apenas seis semanas de estancia en la perrera.
En los análisis realizados seis semanas y seis meses después de la adopción de los perros, los niveles de cortisol disminuyeron, hasta llegar a valores similares a los del ingreso en el refugio, según ha publicado SINC.
“Sabemos que un refugio no es un entorno libre de estrés para los perros, aunque los miembros del personal hagan todo lo posible por conseguir el mayor bienestar posible”, afirma Van der Laan. “Aunque se organice un refugio de la mejor manera posible, sigue habiendo factores de estrés, como las aglomeraciones con otros perros y el no poder salir al exterior con la frecuencia habitual. Y lo más importante: el perro se aleja de su antiguo entorno familiar”, según ha explicado Janneke van der Laan, coautora de la investigación.
“Además de las mediciones de cortisol en el pelo, también evaluamos los valores de esta hormona en la orina de los perros. Esto ofreció una imagen a corto plazo, mientras que las mediciones en el pelo lo hacían a largo plazo", explica Janneke van der Laan de la universidad holandesa y coautora de la investigación.
Los perros más pequeños con más estrés
Un resultado que sorprendió a los científicos es que los perros de menor tamaño tenían niveles de cortisol más altos que los grandes. “También hemos visto este patrón en estudios anteriores sobre todo al analizar el patrón de descanso de los perros de refugio. No tenemos una hipótesis clara de por qué es así, pero es interesante y es un área de interés para futuras investigaciones”, declara Van der Laan.
Los científicos explican, además, que todos los perros de refugio examinados estaban en el mismo centro. Destacan también el hecho de que haya diferencias significativas entre los diferentes albergues, no solo dentro de los Países Bajos, donde se realizó el trabajo, sino también a escala internacional. En el país de la investigación, por ejemplo, los perros suelen estar alojados individualmente, mientras que en otros países suelen estar en grupos.
El centro holandés, donde se realizó el estudio es pionero en la mejora del bienestar de los perros: por ejemplo, utilizan paredes de cristal en lugar de barrotes para reducir la contaminación acústica de los perros. “El hecho de que hayamos medido un aumento de la cantidad de cortisol incluso en este refugio, sugiere que también será el caso en otros albergues”, concluye la investigadora.