Los secretos de ‘El arte de la guerra’, el mítico libro que enseñó todo a los estrategas de la vida: “Hoy se habría forrado"

Carlos Bassas del Rey, autor de 'Invencible'
El autor de 'Invencible', Carlos Bassas del Rey
  • La novela ‘Invencible’, de Carlos Bassas del Rey, narra la vida de Sun Tzu, autor del mítico tratado 'El arte de la guerra' (del que poco o nada se sabe)

  • “Seguro que Aníbal, Julio César o Alejandro Magno eran mejores estrategas que Sun Tzu, pero porque antes existió él y dejó por escrito su sabiduría”

  • "Me lo imagino como un tipo Colin Powell o alguno de estos grandes generales o ministros de Defensa", explica Bassas

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‘El arte de la guerra’ es una de esas obras enigmáticas que han trascendido durante siglos y siglos y que, de un modo un otro, más de 2.500 años después de que se escribiera, se sigue aplicando en distintos campos de la vida. Bien entrado el siglo XXI poco sentido tiene atender al tipo de ropajes que tenían que llevar los guerreros chinos 600 años antes de nuestra era o cómo movilizar a tus escasos caballos, pero cada uno de los preceptos que Sun Tzu dejó negro sobre blanco han sido reinterpretados en el ámbito de la empresa, la psicología o el cuidado personal. “Sirve igual en el siglo XXI que hace 2.500 años”, explica Carlos Bassas del Rey.

No es de extrañar, así pues, que un amante de la cultura oriental como Carlos Bassas del Rey (Barcelona, 1974), entendiera que estaba ante una oportunidad única cuando cayó en la cuenta de todo lo que se sabe sobre ‘El arte de la guerra’ y lo poco que se conoce sobre su autor. Esa reflexión le abrió un mundo de posibilidades que han quedado plasmadas en ‘Invencible’, una novela para conocer mejor a Sun Tzu, el maestro de maestros. 

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¿Cómo llegas a Sun Tzu, el autor de ‘El arte la guerra’ para dar luz a ‘Invencible’? 

Todo viene porque yo soy muy amante de la cultura oriental y un día me entero de que se hace una nueva edición de ‘El arte de la guerra’, con una traducción del chino antiguo, y me planteo el hecho de que no hay ninguna novela histórica de ficción que hable del personaje.

Me pareció que, desde el punto de vista de un escritor, eso es un gran vacío que llenar. La novela histórica suele ocuparse de períodos muy concretos, pero de la China antigua del siglo VI antes de Cristo no hay nada. La cantidad de documentación a la que puedes acceder es prácticamente nula. Para un escritor habitual de novela histórica o para un académico, eso es un handicap. Pero para un escritor de ficción es todo lo contrario: tengo un gran vacío que rellenar con imaginación, no con convicción. Es algo demasiado goloso como para dejarlo pasar.

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No hay novela histórica sobre él, pero tampoco hay mucha información.

Así es. Hay quien dice que existió, da una breve referencia de quién fue, dónde se supone que nació y en qué batalla principal participó. Pero hay otras crónicas de la época que ni siquiera lo citan. 

‘El arte de la guerra’ es casi como con la Biblia, los evangelios u otros textos sagrados. ¿Qué sabemos de los análisis rigurosos? Pues lo mismo que pasa con Homero. Algunos te dicen que aquí hay varios autores metidos, otros que no. Lo que es seguro y me encanta es que con el tiempo se van añadiendo libros de otros generales que lo comentan. Esos me acaban pareciendo casi más interesantes porque van aportando novedades de siglos posteriores a las nuevas formas de hacer la guerra.

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‘El arte de la guerra’ es casi como con la Biblia, los evangelios u otros textos sagrados

Carlos Bassas del Rey

¿Cómo te imaginas a Sun Tzu? ¿Cómo lo ubicarías si tuvieras que trasladarlo a la actualidad?

Yo me lo imaginaría como el Secretario de Estado o Ministro de Defensa de alguna superpotencia que ha sido soldado en su época de juventud o hasta mediana edad y que ahora se dedica tanto a filosofar sobre la guerra como a ser un político asesor de un presidente. Me lo imaginaría como un tipo Colin Powell o alguno de estos grandes generales, secretarios de Estado, ministros de Defensa. 

¿Cómo construyes la figura de Sun Tzu si hay tan pocos datos?

Lo primero que tienes que hacer es documentarte mucho e imaginarte cómo eran los hombres en esa época, pero había momentos en los que pensaba que no sabía nada de la biografía de Sun Tzu. Entonces llegó un momento en el que dije: no es cierto que no sepa nada, sé cómo pensaba y sé lo que creía. Entonces lo que empecé a hacer es construir el personaje hacia atrás. Tengo su pensamiento concentrado en un libro de estrategia militar y tengo que pensar cómo debía ser el hombre detrás de esas frases. Si lees el texto, te das cuenta de que este tío ha estado en la guerra. Entonces ya tengo a un general que va a la guerra y al campo de batalla. A partir de todo lo que él dice, que es una reflexión final, yo voy construyendo hacia atrás. Yo creo que era un tío que no solo pensaba en la gloria de ganar en el campo de batalla, sino que procuraba ahorrar dinero y vidas humanas para ganar cuanto antes mejor. 

¿Cómo te imaginas a Sun Tzu en su día a día, más allá de la guerra? ¿Con su familia, sus hijos, sus padres?

Ese ejercicio lo he hecho por pura supervivencia narrativa. No podía sostener la novela solo con batallas. Tenía que recrear al personaje en su día a día, en sus pequeños momentos. Lógicamente, le vas dando dimensiones: la dimensión de hijo, de padre, de amante. Tienes que tener una historia de amor en algún lado porque eso te permite conocer al personaje en otra dimensión diferente. Yo lo que he procurado, por ejemplo, es tener a un personaje que es muy arrojado en el campo de batalla, pero que en cambio es todo lo contrario en su vida amorosa y en su día a día, donde es ultra tímido y miedoso. 

Tienes que ir encajando las piezas poco a poco sin traicionar el espíritu de la época y los pocos datos históricos ciertos que tienes. 

¿Es más difícil crear un personaje histórico como Sun Tzu o uno de ficción desde cero?

Es diferente. Todo tiene sus pros y sus contras. Si tienes un personaje histórico del que ya hay datos con los que tienes que jugar, lo afrontas de una manera distinta. Tienes esos datos biográficos que no puedes traicionar y a partir de ahí construyes. En el caso de Sun Tzu, como tenía pocos datos, ha sido casi como crearlo de cero. 

¿Qué pregunta te costó más responder para crear a ‘tu’ Sun Tzu?

Yo creo que llegar a saber qué deseaba realmente, porque como no tengo datos de su biografía y eso es algo muy íntimo, es complicado. En este caso, he creado la figura del padre, y de hecho la novela empieza con una referencia: Sun Tzu se está mirando las manos y dice: "Tengo las manos de mi padre, pero todavía no he hecho nada". Esa primera frase lo que hace es definir cuál es su verdadero deseo. Ese deseo no tiene tanto que ver con ganar batallas, sino con trascender, con mejorar, con sumar. Pero estoy seguro de que también tenía sus dudas, sus debilidades. Por mucho que seas el general de moda, todos tenemos nuestros traumas. 

Por mucho que seas el general de moda, todos tenemos nuestros traumas

Carlos Bassas del Rey

Después de una batalla exitosa, lo que quiero es tener al personaje subido de ego, pero de repente bajarlo con un diálogo, aunque vuelva a tener miedo a pesar de la gran victoria que ha tenido, de tal manera que la próxima batalla la volverá a enfrentar con dudas y con miedo. No quería que Sun Tzu fuera el superhéroe de la estrategia, el típico tío que dice: "Soy más listo que nadie, voy a la batalla aunque vaya con la mitad de hombres, tengo el enemigo que tenga delante, el superhéroe de esta historia soy yo, voy a ganar siempre y no voy a dudar en ningún momento". No, yo quería un tipo que tuviera sus miedos y sus dudas, a pesar de que gana siempre.

Al final, lo que haces es generar tu propio ‘arte de la guerra’ para construir tu propia novela.

Sí, es más. Hay muchísimas estrategias que aplicar en el arte de contar historias, como hay muchas estrategias que aplicar en el arte de la guerra. De hecho, no deja de ser un arte de la guerra de la escritura. ‘El arte de la guerra’, en el fondo, es eso: son las reflexiones de un tipo que, al final de su vida, decide plasmar por escrito su experiencia. 

Es lo mismo que hace Miyamoto Musashi con ‘El libro de los cinco anillos’. De hecho, Miyamoto Musashi lo escribe estando ya mayor, retirado, enfermo y sabiendo que se va a morir. Lo que hace es aprovechar para verter todas esas reflexiones, en el caso de Musashi, para entregárselas a sus alumnos, para que continúen su escuela. En el caso de Sun Tzu, para entregárselo al propio rey, al príncipe o a los generales que han sido comandantes con él y que él sabe que le van a suceder. 

¿Ha sido Sun Tzu era el estratega más grande? ¿Qué hay de Napoleón, Julio César, Alejandro Magno..?

Aníbal era mejor estratega que Sun Tzu, segurísimo, y lo demostró en el campo de batalla. Julio César, exactamente igual, aunque fuera un genio del marketing de sí mismo. Napoleón, indudablemente. Guillermo el Conquistador, indudablemente. Han sido mejores generales y estrategas que Sun Tzu, sin lugar a dudas. ¿Por qué? Porque antes que ellos hubo un tipo llamado Sun Tzu que consignó por escrito, por primera vez, toda una serie de principios militares de estrategia y táctica en los cuales se apoyaron los que vinieron después. Malo sería que no hubieran mejorado con el tiempo.

Malo sería que Aníbal, Napoléon o Julio César no hubieran mejorado con el tiempo

Carlos Bassas del Rey

¿Crees que todos estos grandes estrategas habrían existido o habrían sido tan grandes sin poder apoyarse en reflexiones o en un texto tan conciso y tan completo como ‘El arte de la guerra’?

Cojamos a un tipo como Alejandro Magno, que tiene un preceptor que le enseña buena parte de lo que sabe, que es Aristóteles, y Aristóteles le hace leer mogollón de textos de sabios y filósofos anteriores. Alejandro Magno, sin toda esa enseñanza a cuestas, no hubiera sido el mismo. Era un genio por sí mismo, probablemente hubiera conquistado todo lo que conquistó, pero con otra personalidad y de otro modo. Claro que ‘El arte de la guerra’ ha influido en todo el mundo.

Yo estoy seguro de que en esa época la conexión entre Oriente y Occidente existía y era más fluida de lo que la gente cree. Ese conocimiento de Sun Tzu llegó a oídos de otros grandes generales, grandes políticos, grandes estrategas y grandes reyes. Por ejemplo, podríamos afirmar que Alejandro Magno tuvo acceso o conoció de algún modo el texto. Afirmarlo no lo sé, pero sería una especulación interesante. 

¿A qué personaje actual le presentarías a Sun Tzu para que se sentara un rato con él y charlara?

La persona a la que se lo presentaría es la misma a la que no se lo presentaría jamás. Ya sé que suena contradictorio. Yo le sentaría en el Despacho Oval con Donald Trump, pero lejos de hacer un buen uso de él, haría un uso absolutamente torticero y abyecto. Hay mucho peligro ahí. Pero a ver, decirle al señor Trump o al señor Putin: "Empieza por conocerte bien a ti mismo", aunque ellos presumen de que lo hacen, de que se conocen perfectamente a sí mismos, me temo que lo único que hacen es mentirse a sí mismos. Pero fíjate, a mí me hubiera gustado sentar a la misma mesa a Sun Tzu, Napoleón, Aníbal y Alejandro Magno. 

Sentaría a Sun Tzu en el Despacho Oval con Donald Trump, pero lejos de hacer un buen uso de él, haría un uso absolutamente torticero y abyecto

Carlos Bassas del Rey

Se dice que ‘El arte de la guerra’ es uno de los libros que están obligados a leer en ejército americano.

Sí, en West Point se da y se sigue manteniendo. ¿Por qué? Porque en el fondo, mientras que los consejos prácticos de cómo manejarse con carros o con otro tipo de elementos o tema de armaduras, etcétera, con el tiempo dejan de tener vigencia, los principios menos pegados al terreno concreto o al barro son universales. Si un principio es universal, sirve en el siglo VII antes de Cristo y sigue sirviendo en el siglo XXI.

Tiene mucho mérito escribir un libro que 2.500 años después siga vigente, sea en el ámbito que sea: en el ejército, en la empresa, desde el punto de vista de la filosofía, en el autoconocimiento, la psicología… 

Es un texto que ha perdurado más, por ejemplo, que el Antiguo Testamento, que es otro texto de guía de vida. De hecho, tenemos casi las mismas certezas sobre la figura de Sun Tzu que sobre la de Jesucristo. 

Y quizás si se hubiera estudiado en proporción lo mismo que se ha estudiado la figura de Jesucristo...

Cambiemos a otro personaje en lugar de Jesucristo. De la misma época, contemporáneo de Sun Tzu, está el maestro Kong, Confucio, que también tiene un libro absolutamente maravilloso de filosofía política y de principios, pero ha perdurado menos. Sun Tzu no creería que sus palabras, sus principios y sus reflexiones se seguirían aplicando tantísimo tiempo después. Si hubiera podido cobrar derechos de autor, estaría forrado.