La ballena más famosa de Hollywood fue canaria: se cumplen 70 años del rodaje de Moby Dick en Las Palmas
Las costas de La Palma se convirteron hace 70 años en un escenario cinematográfico para la película Moby Dick
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En este 2025 se cumplen 70 años del estreno de una de las grandes superproducciones de Hollywood: `Moby Dick´, basada en la novela de Herman Melville. La ballena más famosa del cine se convirtió en un icono universal, pero pocos saben que fue construida en Gran Canaria y que allí también se rodaron muchas de las escenas más importantes de la película.
Las condiciones meteorológicas fueron fundamentales en la decisión. Inicialmente, el equipo rodaba en la costa de Gales, pero el mal tiempo provocó la pérdida de dos ballenas mecánicas construidas expresamente para la producción
“Se rodó aquí porque tuvieron grandes dificultades en la costa de Gales. Con el mal tiempo que hacía, perdieron dos ballenas que habían construido exprofeso allí”, explica el escritor y cineasta Luis Roca.
Fuente de empleo para los isleños
La producción se trasladó a Las Palmas de Gran Canaria, donde la ballena fue construida a orillas de la playa de Las Canteras. Con 35 metros de largo y un peso de 18 toneladas, estaba hecha de madera y caucho, diseñada para moverse en el agua como un auténtico animal marino.
Fue la pesadilla del actor Gregory Peck, que interpretó al capitán Ahab, pero también una fuente de empleo para muchos isleños. Más de 60 carpinteros canarios participaron en su construcción, entre ellos Pedro Vázquez, que tenía 21 años por entonces.
Gregory Peck, John Huston (el director) y otros grandes nombres de la época convirtieron Las Palmas en un hervidero de estrellas de cine. El actor californiano celebró el final del rodaje con un solemne corte de melena y afeitado, mientras que su día a día en la isla era coordinado por Antonio Quevedo, encargado de sus traslados al Hotel Santa Catalina, sus fiestas en el Club Británico, e incluso los partidos de fútbol.
Las Palmas no lo olvida
Fueron meses de revuelo y bonanza. No era solo una producción de Hollywood: era también un momento especial para una ciudad que empezaba a salir de los años duros de la posguerra.
Setenta años después, Las Palmas no ha olvidado a la gran ballena blanca que, durante meses, convirtió sus costas en un plató de cine.