Una vez fuera de la enfermería 'El Fundi', manteniendo una sonrisa aunque con gesto de dolor, declaró que 'los madrileños se merecen esto y más'. Apenas podía salir de la enfermería de la cantidad de gente que estaba esperándole para darle la enhorabuena por la excelente faena que había realizado, incluso tuvieron que ser los hombres de su cuadrilla los que le hicieran un pasillo para que pudiera pasar. "Muchas gracias a todos. Estoy muy contento. Y ya me encuentro bien", declaró el torero de Fuenlabrada.
Si hubiera que elegir dos atributos para definir su faena, los más adecuados serían maestría y valor. Le hicieron falta para enfrentarse con un toro mirón, incierto y violento. Alternando las dos manos para que no 'se orientara' más, y siempre muy encima, el hombre se fue haciendo con el peligroso toro.
Otra faena grande fue la de Talavante, con menos fortuna a la hora de darle muerte. Con un toro de distinta condición, muy apto para el triunfo haciéndole las cosas bien. Por eso era arma de doble filo, para que respondiera había que estar 'ahí', como estuvo él. El torero le cogió el aire enseguida, mandando en la situación, cada muletazo era con una tremenda seguridad, unos pases perfectamente hilvanados y unas series magníficamente salpicadas con variados y oportunísimos remates. Una vez finalizada la tarde declaró: "he cuajado una faena de dos orejas a un toro de Adolfo Martín, que no es fácil en pleno San Isidro. He tenido la Puerta Grande en la mano y se me ha escapado. Es una pena, pero me voy muy contento.
Por otra parte, Diego Urdiales se quejó de que "los toros no han terminado de 'romper'. Mi primero era muy dormidito, y nunca ha tirado para adelante para que la plaza se pusiera 'caliente'. Y mi segundo ha sido un mulo nada agradecido, que no ha servido para un triunfo en Madrid". BRG