Marc Levy asegura que una novela "no se escribe siguendo una receta"

AGENCIA EFE 16/06/2009 13:40

En una entrevista con Efe, el escritor francés habló sobre su penúltima novela, "Las cosas que no nos dijimos", que acaba de ser publicada en español (Planeta), y en la que Berlín, una ciudad que considera "apasionante culturalmente y cargada de tantas cosas", se convierte en la principal protagonista y uno de los escenarios donde transcurre la acción.

A pocos días de su boda, la obstinada e ingenua Julia Walsh recibe una mala noticia: su padre, aquel ejecutivo que consagró su vida al trabajo y con el que hace años que perdió el contacto, ha muerto.

A partir de ese instante, los planes de Julia dan un giro de 180 grados y, con la complicidad y el apoyo de su mejor amigo Stanley, se lanza a una aventura que la llevará desde Manhattan hasta Berlín, para reencontrarse con el que fuera su primer amor, al tiempo que desentrañar algunos de los misterios que envuelven la extraña relación que tiene con su padre.

"'Si tan sólo le hubiera podido decir...', es una frase que he oído ya infinitas veces de boca de amigos, que se lamentan tras la muerte de sus padres", explicó Levy.

De ahí el título de la novela, y que haya querido contar una historia sobre "todas aquellas cosas que, por distintos motivos, no se dicen entre las personas que se quieren, en las relaciones amorosas, ya sean entre padres e hijos, de pareja, o incluso entre amigos", apuntó.

En forma de drama-comedia, según calificó el propio autor, "Las cosas que no nos dijimos" se caracteriza además por la relación de los personajes con su época y su contexto; una idea que Levy ha plasmado a través de las diferencias irreconciliables entre las personas del Este y las del Oeste, y las primeras historias de amor que surgieron entre ambas tras caer el muro.

A sus 47 años, el autor insistió en la trascendencia que tiene la reunificación alemana: "El siglo XX estuvo plagado de acontecimientos verdaderamente trágicos, con millones de muertos, y es el mismo que vio cómo surgían todas las dictaduras extremistas, pero también fue un siglo que vio nacer la democracia. Ser testigo de ese momento fue algo sinceramente extraordinario".

Sereno y cautivador, al polifacético Levy se le ilumina la mirada al hablar sobre su verdadera pasión, la literatura. "No me planteo cuál es mi lugar en la literatura. Simplemente disfruto escribiendo y punto, y sobre todo me apasiona el largo proceso de la maduración de los personajes, el tiempo que te lleva conocerlos y descubrirlos", añadió.

"En el oficio del novelista, siempre hay parte de titiritero", señaló el novelista, para quien el personaje de Stanley, un anticuario homosexual, algo extravagante e irónico, que encarna al mejor amigo de Julia, es su favorito.

"Me veo reflejado en el personaje de Stanley, porque además de ser el narrador, tiene un peculiar sentido del humor, y para mí, lo que más cuenta en la vida es el humor", asintió rotundo.

El consagrado autor, que publica la próxima semana en Francia su noveno y último libro titulado "Le Premier Jour" -sobre el reencuentro entre una astrofísica y una astróloga, que buscan al primer hombre sobre la faz de la Tierra y la primera estrella respectivamente-, subrayó que los personajes que concibe yacen para siempre en su memoria, como si fueran unos amigos más.

"Las cosas que no nos dijimos" salió hace un año en Francia, donde vendió casi un millón de ejemplares. Escrita en apenas cuatro meses, la novela empieza a recorrer ahora otros puntos de la geografía europea, en una gira que comenzó hace un mes en Italia, que prosigue ahora en España y que en agosto le traerá de nuevo a Alemania, para presentar el lanzamiento de la edición germana.

Sin embargo, y pese al éxito indiscutible de sus obras que han sido traducidas ya a más de 41 idiomas, entre ellas "Los hijos de la libertad" (Roca), Levy insiste en que no existe la receta perfecta, y que en algunas ocasiones el éxito es fruto de un milagro, y en otras de mucho trabajo.

"Una novela -explicó- no se escribe siguiendo una receta. Comparándola con la cocina, la única receta posible sería usar siempre mucho corazón, como si se tratara de elaborar un pan casero".

Patricia Baelo