En resumen, lo que ha pasado es que durante la preventa, los fans que querían comprar entradas para Madrid, debido a esa "incidencia", han terminado adquiriendo sin querer y por error entradas para Barcelona.
La separación de 600 kilómetros entre ambas ciudades ha provocado el lógico enfado entre los fans, que además pasan por ser en su mayoría jóvenes y que esperaban ver a la estrella del pop en su ciudad. Sin embargo, ahora se ven con entradas en su poder para un concierto al que no saben si podrán asistir.
En redes sociales, los fans muestran tanto su estupor como su enfado e impotencia ante esta nueva vuelta de tuerca con la venta de entradas para grandes conciertos, después de las acusaciones de reventa en el caso reciente de U2, que llevó incluso al Gobierno a manifestarse.