Porcel dice que su obra será desde ahora "más real, auténtica, viva y más sentida"

EFE 24/02/2009 15:40

Porcel presentó hoy en Madrid la traducción al castellano de su obra "Cada castillo y todas las sombras", que edita Destino y que comenzó siendo, como recuerda el escritor, "el gran mosaico de una gran ciudad como Barcelona", donde se entremezclan tramas y personajes varios.

Dos mundos reflejados a través de dos grandes personajes, perfectamente identificables. Un hombre rico, perteneciente a la órbita empresarial. Y un representante del mundo político de izquierdas.

"Se trata de a partir de esos dos personajes hacer un retrato de la ciudad contemporánea, donde hay castillos -vectores de poder- y sombras -el resto de la gente que pululamos por la ciudad-", comenta Porcel, quien entiende que se le compare con autores como Tom Wolfe y otros escritores de la literatura actual norteamericana por su interés en "penetrar psicológicamente en un personaje y un paisaje cultural".

Llegó un momento, sin embargo, en que durante la construcción de la obra Porcel reconoce haberse sentido "encarcelado por el esquema de la novela". Lo que coincidió con la aparición de un cáncer. "El cáncer te fulmina todos los esquemas. Ya no me interesaba el retrato de una gran ciudad ni de ayer ni de hoy; sino la vida de la gente".

Su lucha contra la enfermedad trajo consigo lo que él llama "un ímpetu creativo, y ese impulso creador se percibe en la obra", explica Baltasar Porcel, nacido en Andratx en 1937 y cuya trayectoria incluye ensayos, relatos, novelas, libros de viaje y obras teatrales.

"A partir de ahora entraré más en el núcleo central del ser humano", afirma Porcel, quien confiesa leer únicamente clásicos y filosofía, por lo que no se considera una voz con carácter para hablar de literatura actual.

Para Porcel, el autor de hoy escribe "sobre banalidades, como los problemas personales de algún tipo, al que le añaden algún toque ideológico".

"Es cierto que vivimos un momento culturalmente deprimido, es un panorama muy gris, pero la solución pasa por revisar nuestra rica tradición y por olvidarse de una vez de los localismos y los nacionalismos", concluye.

Mercedes Cerviño