No sólo su inspiración está agotada. Justin Bieber está agotado de la fama, de las giras, de que insulten a su esposa, la modelo Heily Baldwing, por internet. Por eso se retira. “Ahora estoy muy concentrado en mantener mi matrimonio y convertirme en el padre que quiero ser. La música es muy importante para mí, pero antes está mi familia y mi salud”, ha dicho. De ese chaval anónimo que tocaba en la calle no queda casi nada. El éxito lo atropelló pronto y pronto dejó de ser un angelito: manotazos a fotógrafos, enfrentamientos con la prensa, plantones en entrevistas y en pleno concierto. Su ficha policial por conducir a lo loco, con el carnet caducado y bajo los efectos del alcohol y las drogas dio la vuelta al mundo. Hace unos días reconocía que sufría depresión y ansiedad y pedía su último favor a los fans. "Rezad por mí. Estoy luchando mucho".