Toda una revolución. Eso es lo que fue 'Crepúsculo'. De bajo presupuesto la película que comenzaba esta historia basada en los libros de Stephanie Meyer jamás pudo imaginar el revuelo que iba a costar. Con 'Crepúsculo' nos dejaron con ganas de saber más y tras la proyección de 'Luna Nueva', como reza una de las portadas de los libros: "Ya nada volverá a ser como antes".
La segunda parte llevada a la gran pantalla no podía estar mejor contada. Tal y como aparece en las páginas del libro Bella sufre el desamor más desgarrador al ver partir al amor de su vida. Empieza a ver la luz cuando vuelve a relacionarse con su amigo de la infancia, Jacob Black.
Cuando parece que su vida vuelve a la normalidad, un malentendido por el que Edward piensa que Bella ha muerto desata otro secreto: el del clan de los licántropos, entre los que se encuentra el propio Jacob.
Tras evitar que Edward acabe con su vida ambos vuelven a retomar su relación con una petición de matrimonio por parte del vampiro.
Bella, entre la vida y la muerte
La obsesión desde ese momento por parte de Bella es convertirse en vampiro para poder pasar la eternidad con su amor, algo que él desaprueba y lo que desataría el conflicto entre licántropos y vampiros al romper una promesa de siglos: la de no morder a ningún humano.
Mientras los amantes llegan a un acuerdo del cuándo será la conversión de Bella, Jacob se aleja cada vez más de su amiga.
Pero ella se da cuenta de que una parte de su corazón quiere a Jacob, pues cuando creyó haber perdido a Edward para siempre hubo un acercamiento más que evidente entre ambos.
Pero Jacob no soporta la noticia de que Bella se va a casar y, mucho menos, de que se va a convertir en vampiro, por lo que huye de su casa convertido en lobo... La aparición en escena, de nuevo, por parte de Victoria (quien reclama venganza por la muerte de su novio a manos de Edward Cullen) y su creación de vampiros neófitos hará que vampiros y licántropos se vean obligados a unir fuerzas para librar la batalla. RSO