Vetraria, el "equipo" de pintores vidrieros que protege un oficio "a punto de desaparecer"

  • Padre e hijos forman parte de una de las últimas empresas dedicadas a la creación, restauración y conservación de vidrieras artísticas

  • Entre sus trabajos se encuentra la restauración de vidrieras en el Banco de España, el Congreso de los Diputados o la Catedral de Segovia y Ávila

  • Han sido galardonados con uno de los premios de las Artes de la Construcción, promovidos por el filántropo norteamericano Richard H. Driehaus

"Esto no es una empresa, es un equipo", afirma Carlos Muñoz, pintor vidriero, apenas unos segundos después de saludarnos. Vetraria Muñoz de Pablos, compañía dedicada a la creación, restauración y conservación de vidrieras artísticas, no es un equipo cualquiera, sino uno familiar, ya que está formada por el trabajo de Carlos y sus dos hijos Alfonso y Pablo. Una labor realizada con pasión y que les ha hecho merecedores de un premio Richard H. Driehaus de las Artes de la Construcción.

Carlos Muñoz lleva más de 60 años trabajando como pintor vidriero, un oficio que transmitió a sus dos hijos desde pequeños, a los que considera "dos maestros". "A ellos les salieron los dientes en el taller", comenta. Los tres, licenciados en Bellas Artes, decidieron instalarse en una nave a las afueras de Segovia en 1999 y formar Vetraria.

En su larga trayectoria profesional, consideran que, además de su formación académica, ha sido indispensable el aprendizaje familiar. "Nuestra vocación y dedicación viene también de esa admiración a nuestro padre y su trabajo", comenta Pablo.

Un trabajo en el que no hay horarios y en el que resulta difícil separar la vida personal de la laboral. De hecho, Carlos tiene un pequeño taller en la planta baja de su casa: "Yo no sé dónde acaba una cosa y empieza la otra", declara.

Cada trabajo, una nueva aventura

La familia califica de "apasionante" y "nada aburrido" el oficio de pintor vidriero, una labor "muy compleja", explican, ya que tiene una dependencia de la arquitectura y cumple con tres funciones muy importantes: el cerramiento, la iluminación y la iconografía de un edificio.

"Siempre pretendemos que sea una vidriera que el espectador, cuando entre en esa catedral o en ese espacio, no haya quebranto, que todo lo que vea sea armónico y que las vidrieras sean coherentes con lo que hay", afirma Carlos. Sin embargo, reconocen que, como equipo, tienen una impronta y un lenguaje propio que les hace reconocibles.

En Vetraria han creado vidrieras para edificios como el Alcázar de Segovia y han trabajado en la restauración de las vidrieras del Banco de España, el Congreso de los Diputados, el Palacio del Senado o la Catedral de Segovia y de Ávila, donde llevan trabajando 17 años. "No hemos hecho ningún trabajo fácil y todos los hemos hecho con cariño. Al final todo es provechoso, a todo le sacamos pasión porque todo tiene impronta, no son anodinos ninguno. Y no hay nada que nos parezca poco importante", comentan.

Pero su trabajo ha traspasado fronteras, con trabajos en otros países como Venezuela, Panamá, Polonia o Italia, donde restauraron el Templete de San Pietro in Montorio, en Roma. "Trabajamos allí en combinación con un equipo interdisciplinar de italianos, europeos y españoles, fue una experiencia fantástica", declara Carlos.

Una vez hecha su labor de restauración, subrayan que es importante su conservación a lo largo del tiempo. "Nosotros trabajamos para no tener que volver a intervenir en esa vidriera en lo que nos resta de vida. Hemos estudiado que es lo que les ha traído hasta aquí, cuáles han sido los defectos que hemos intentado mejorar con lo cual, suponemos, que como mínimo otros 400 años podrán resistir", comenta Pablo.

Reconocen que afrontan cada obra como una nueva aventura ya que cada una es "distinta a la anterior". "Siempre son cambios, siempre son pequeñas innovaciones, que todo sumadas es un proceso de investigación, una aventura", afirma Carlos.

Precisamente la labor de investigación cobra una gran importancia en su trabajo, con el fin de dar una respuesta a los problemas de deterioro y conservación de vidrieras históricas, o de indagar en el uso de nuevos materiales y procedimientos en la creación y la restauración. Además, en su trabajo destaca el uso de "la vanguardia de la tecnología actual y las técnicas y procedimientos del pasado".

Una profesión en decadencia que debe ser protegida

El arte de la vidriera ha pasado por momentos de esplendor, como el de finales del siglo XIX y principios del XX, pero también de decadencia, como el que vive ahora con la industrialización de la arquitectura. "No hay demanda", lamentan. La sociedad, reconocen, aprecia su labor por el componente "espectacular, casi mágico" de la vidriera, pero su atractivo queda vinculado a un ámbito religioso, monumental y no doméstico.

El deterioro de los vidrieros lo sufren también otras profesionales como la herrería o la carpintería. "Se están suprimiendo siglos de tradición, de oficios y de generaciones que han estado trabajando en ello. Es la desaparición de una cultura", afirma Pablo. "La especulación y la codicia en la economía está arrasando todo", comenta Carlos, que lamenta la uniformidad y el impacto medioambiental que provoca la nueva arquitectura.

Se están suprimiendo siglos de tradición, de oficios y de generaciones que han estado trabajando en ello. Es la desaparición de una cultura

Con el fin de promover los distintos oficios de la construcción tradicional, contribuyendo a su preservación y continuación, el filántropo estadounidense Richard H. Driehaus creó los premios de las Artes de la Construcción, que han premiado este año a Vetraria en la categoría de trabajos del metal y del vidrio.

Un galardón que, afirman, reciben como "un regalo" y que agradecen sirva para apoyar el patrimonio español y dar visibilidad a su labor "Llegamos a medios que de otra manera no llegarías", comenta Pablo. Sin embargo, reconocen que en España deberían protegerse más estos oficios "que están a punto de desaparecer".

En relación a esto, inciden en la importancia que tienen las artes en la nuestra educación. "El aprendizaje de las artes te organizan el cerebro y crea inteligencia", declara Alfonso, que lamenta que se abogue por eliminar asignaturas en colegios relacionadas con la música o la plástica: "Eso te da una idea de cómo somos como país, el grado de cultura que tenemos y lo que pensamos acerca de las cosas".