¿Por qué hay rachas en las que te da pereza el sexo con tu pareja?

Tendemos a pensar que nuestra sexualidad es estable o, en otras palabras, que no cambia nunca. En realidad, el deseo, las fantasías o incluso nuestro “tipo” de persona pueden variar. Si este proceso es normal cuando disfrutamos del sexo en soledad o con parejas esporádicas, el hecho de tener una pareja estable hace que sea mucho más cambiante, sobre todo en lo relativo a la libido.

Si tienes una relación, probablemente te habrá ocurrido: hay épocas en las que tienes el apetito sexual por las nubes, y rachas en las que prefieres ver TikToks en el sofá a tener sexo. ¿Significa eso que tu pareja ya no te atrae? No solo no tiene por qué ser así, sino que, además, esa casi nunca es la explicación.

¿Qué es una mala racha sexual en pareja?

Una mala racha sexual en pareja se produce cuando a una de las partes le apetece menos o directamente no le apetece nada tener sexo. Esto puede afectar por igual a hombres y a mujeres, rompiendo con esa creencia machista de que “ellos siempre tienen ganas”. Falso, ni siempre tienen ganas, ni necesariamente pasa algo malo porque tu novio no quiera sexo.

Otra creencia machista relacionada con estas malas rachas es la de que “la mujer tiene que ceder para complacer al hombre”. Hay muchas chicas que no disfrutan del sexo en pareja, pero se ven forzadas a complacer a su pareja. Esto no va a revertir la mala racha, sino que puede ocasionar un problema de confianza con tu pareja y puede afectar a tu deseo sexual a largo plazo.

Dicho esto, la gran pregunta es por qué no quieres sexo con tu pareja, es decir, cuál es la causa de esas malas rachas sexuales.

1. Deterioro de la salud mental

El primer gran motivo es la ansiedad. Si últimamente has vivido una situación difícil fuera de la pareja –por ejemplo, en el trabajo, con tus amigos o con tu familia–, es normal que afecte en menor o mayor medida a ésta. La ansiedad puede repercutir en nuestra sexualidad disminuyendo el deseo y la capacidad de lograr el orgasmo. No es que de repente seas asexual, es que estás viviendo una crisis y necesitas toda tu energía para superarla.

Lo mismo ocurre con problemas psicológicos más serios como la depresión, la ansiedad social o el estrés postraumático. Si sientes que tu salud mental afecta a tu vida sexual, díselo a tu psicólogo sin que te de vergüenza o pide ayuda psicológica si no la recibes.

2. El sexo es poco estimulante

Cuando empezaste a salir con tu pareja, el sexo era más complejo. Os podíais pasar horas besándoos, acariciándoos o estimulándoos de mil maneras el uno al otro. Ahora, todo se reduce a la penetración y eso es aburridísimo. ¿Te sientes identificado/a con esta historia?

Si tu vida sexual se ha vuelto muy rutinaria, es importante hablar con tu pareja e intentar cambiar un poco vuestros hábitos. Probad prácticas nuevas, dedicad más tiempo a los besos y las caricias, y dejad un poco de lado la penetración. También es recomendable utilizar juguetes en pareja, ya que pueden ser un aliciente para aumentar el deseo sexual y la satisfacción en la cama.

3. Problemas de autoestima

Otro motivo por el que últimamente tienes menos ganas de sexo es la autoestima, concretamente la falta de ella.

Esto puede ocurrir cuando una pareja ha pasado la “etapa del enamoramiento inicial” y se centra en disfrutar en otros sentidos. Por ejemplo, antes salíais fuera y hacíais mil planes, pero ahora preferís pedir comida a domicilio y ver una película en casa. Estos cambios de ocio pueden afectar a nuestro peso, ya que el cuerpo cambia con los años y, como dice la creencia popular, “el amor engorda”.

El problema no es que hayas engordado unos kilos, el problema es que toda tu autoestima empieza a depender de ese cambio físico. En vez de disfrutar de la confianza que te transmite tu pareja, te empiezas a machacar por haber ganado peso y corres el riesgo de entrar en un bucle de odio que, por supuesto, influye en la vida sexual. Si tú no estás a gusto con tu cuerpo, te puede incomodar mucho que tu pareja te vea desnudo o desnuda.

4. Cambios hormonales

Hay muchos factores que pueden afectar a tus hormonas. El primero y más frecuente, el ciclo menstrual. Si hay un momento del mes en el que preferirías hacer el Camino de Santiago descalza a tener sexo, y pocos días después tu deseo reaparece por todo lo alto, probablemente la razón de estos cambios se encuentre en tus hormonas.

Por otro lado, los cambios hormonales en hombres y mujeres se pueden relacionar con condiciones médicas. Son muchas las personas que han alertado de la influencia del coronavirus en su apetito sexual.

También influye en tus hormonas el consumo de algunos medicamentos, por ejemplo, la píldora anticonceptiva o fármacos para tratar la alopecia.

5. Sobrecarga en las responsabilidades del hogar

En último lugar, pero quizá el más importante, nos encontramos la sobrecarga de responsabilidades en el hogar.

Te vas a vivir con tu pareja, y te das cuenta de la mayoría de tareas son responsabilidad tuya. No es que tu pareja te obligue a fregar, barrer, hacer la cama, poner una lavadora, colgar la ropa y acordarte de recogerla por si llueve. Es que sabes que si no las haces tú, o no las hace nadie, o no se hacen bien. A eso le sumamos todas las responsabilidades invisibles, es decir, aquellas tareas del hogar que no se ven a simple vista, pero que hay que hacer: acordarte de que se está acabando el detergente de la ropa, comprar el regalo para el cumpleaños de un amigo en común, revisar las facturas de la luz para ver que todo está bien, etc.

En muchas parejas, esta carga recae sobre la mujer, y eso a largo plazo deteriora la relación. Provoca tensión, sensación de que uno de los dos está dando más por el otro, y pérdida del apetito sexual. Piénsalo bien, si tu pareja se comporta como un adolescente incapaz de responsabilizarse del hogar, ¿cómo vas a tener ganas de acostarte con él?

Si este es tu caso, necesitas una charla con tu pareja, a poder ser en un momento de calma y no justo cuando estás muy cabreada porque hay cinco naranjas con moho que nadie ha tirado a la basura. Explícale lo que ocurre, cómo te sientes y qué te gustaría que hicieseis ambos para mejorarlo.