La polémica con la canción de 'Cumpleaños feliz' y la empresa que estuvo ganando millones a su costa

La polémica con el 'Cumpleaños feliz' y la empresa que estuvo ganando millones a su costa
¿Quién tiene los derechos de la canción más cantada de la historia?
  • A partir de unos arreglos en la conocida melodía, una discográfica estuvo cobrando derechos durante casi 70 años

  • Finalmente, un juez federal declaró que eso era ilegal, y ahora la canción es de dominio público

  • Repasamos cómo el copyright ‘secuestró’ esta melodía durante décadas y los cuantiosos beneficios que ganaron con ella

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La melodía del ‘Cumpleaños feliz’ es tan internacional que pasa de generación en generación casi sin darnos cuenta. ¿Cuántas veces la habremos entonado en voz alta? Y, sin embargo, durante casi 70 años hubo una empresa que se estuvo embolsando unos dos millones de dólares al año en un lucrativo negocio. Pero, ¿cómo fue posible eso?

De entrada, ‘The Summy Company’ –más tarde integrada en Warner/Chappell Music–, registró la melodía, que ya había sido compuesta previamente, tras realizar algunos ‘arreglos’ (o variaciones) que cambiaban parte de la canción. Cada vez que se reproducía la melodía en cine, televisión, anuncios y eventos, la discográfica cobraba por ello.

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También cobraba si alguien adquiría una partitura o ejecutaba la canción en público, por lo que se embolsaron grandes cantidades de dinero. Finalmente, en 2015, un juez federal falló que la canción original era de dominio público, y que en cualquier caso los derechos únicamente aplicaban a los arreglos musicales.

Una cuestión de copyright

“Estoy seguro de que hay miles y miles de otras cosas con las que creciste pensando que eran tuyas, pero no lo son”, explica David Bellos, autor de ‘Copyright’, un libro en el que cuestiona las “estrictas” leyes de derechos de autor.

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Esta legislación, que en un inicio se había creado para compensar a los autores dándoles “algunos derechos limitados” sobre sus creaciones, ahora es capitalizada por las corporaciones: “una gran corporación que posee un montón de derechos de autor puede permitirse contratar abogados para reprimir las infracciones; pero tú, como individuo, no puedes permitirte demandar a nadie, porque recurrir a la ley es en sí un negocio muy caro”.

Unos derechos que se extienden más allá de la muerte

Otro de los problemas que expone Bellos en su libro es que, mientras que “las patentes duran 20 años”, los derechos de autor “pueden durar hasta 120 años para una obra creada por alguien joven”. Para entenderlo, es tan simple como realizar una simple suma, ya que “una obra queda protegida otros 70 años tras la muerte del autor”.

Esta protección post mortem no beneficia a los creadores, sino únicamente a esas grandes compañías internacionales que poseen muchas obras”, explica el experto. Por eso se han visto acuerdos tan suculentos, como la cesión de derechos económicos de Bruce Springsteen, quien cobró 500 millones de dólares por ellos. O Bob Dylan, que se embolsó entre 300 y 400 millones.

Está claro que no todas las obras generan interés durante tanto tiempo, “pero las que lo mantienen resultan extraordinariamente rentables”. Y esos derechos seguirán “generando su sustento, el de sus nietos y el de los accionistas durante más de un siglo”, concluye Bellos.

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