Andrea de Vivar 08 MAY 2025 - 20:00h.

MadridEl castellano es un idioma muy rico en expresiones populares que se usan en el día a día. Algunas explicaciones de estas expresiones se pueden adivinar gracias al contexto, pero muchas otras son difíciles de descifrar. En la cultura española los refranes han ido pasando de generación en generación y normalmente suelen tener una moraleja. Suelen formarse con rimas asonantes o consonantes, lo que las hace que sean no solo divertidas, también más fáciles de memorizar. 

Alfred López, autor de ‘El listo que todo lo sabe ataca de nuevo: palabras y palabros’ es un libro de Alfred López en el que se repasan las expresiones, palabras y refranes más utilizadas. “Las palabras nacen, crecen, se reproducen y jamás mueren. Puede que desaparezcan durante un tiempo o dejen de ser utilizadas, pero jamás mueren. De un solo término pueden derivar docenas de nuevas palabras que, poco a poco, van formando otras familias y ramificaciones. Y es que una de las cosas más gratificantes que pueden existir es comprobar cómo de viva está nuestra lengua”, asegura el autor. 

Una de las frases más utilizadas en España es “salvarse por los pelos”, que se puede utilizar en numerosas ocasiones, cuando llega el jefe en el momento en el que se acaba de hablar de él, cuando se evita un accidente de tráfico, cuando uno se tropieza y no se cae… su uso es perfecto en multitud de contextos. Actualmente se utiliza para referirse a alguien que se ha salvado de algo malo o que ha llegado al límite, pero sin sobrepasarlo.

Origen marinero

“Antiguamente uno de los principales medios de locomoción eran los barcos. Estos no solo servían para trasladarse de un puerto a otro (ya fuese entre países o distintos continentes), sino para luchar en la guerra y explorar nuevas tierras, además de trasladar mercancías. Por tal motivo se necesitaba una gran cantidad de personal que trabajase en las embarcaciones. El problema radicaba en que no todos los marinos sabían nadar y, en muchas ocasiones, por un motivo u otro, podían acabar cayendo al agua. Uno de los trucos para ser salvado por los compañeros era que te agarraran por el cabello de la cabeza, por lo cual debían dejarse crecer la melena. Este acto originó la famosa expresión salvarse por los pelos”, asegura Alfred López, en su libro. 

Además, los historiadores aseguran que también resultaba más fácil encontrar a alguien con pelo largo entre el oleaje. Incluso los marineros que sabían nadar preferían dejarse el pelo largo, pues era la mejor manera para que les rescataran, si tenían las ropas desgarradas y la piel resbaladiza por el agua. 

No obstante, a los monarcas de la época les molestaba el aspecto desaliñado de los marineros, pues normalmente estaban sucios. Cuando José I Bonaparte fue coronado rey de España mandó que todos los soldados llevan el pelo y la barba corta como señal de disciplina en busca de la misma estética impoluta de los soldados franceses. Los marineros enseguida empezaron a protestar por no poder llevar el pelo largo, pues para ellos suponía salvarse de morir ahogados. 

Fue el Teniente General de la Armada don Antonio de Escaño, quien, en 1808, justo tres años después del famoso combate naval de Trafalgar, dictó unas ordenanzas para que se acatara la prohibición de llevar coleta o pelo largo. Con el paso del tiempo, el mandato se hizo firme y, como sabemos, se mantiene en la actualidad.