"Tengo un mal día": hay muchas formas diferentes de gestionar una bajona

  • La más mínima cosa puede convertir un día normal en un día de mierda, ¿cómo lo puedes gestionar?

  • Cuando creas que tienes un mal día, trata de no regodearte en tu tristeza.

Todos tenemos días en los que pensamos que habría sido mejor quedarnos en la cama, pero el mundo no para y a veces tenemos que gestionar nuestros bajones de la mejor forma posible y seguir adelante. Una discusión de pareja, una bronca en el trabajo, un suspenso en la universidad… Cualquiera de estas situaciones puede hacernos sentir tristes y preocupados, pero, ¿cómo superar esa sensación? Para resolver esta gran incógnita, hemos preguntado a cinco veinteañeros por sus trucos para gestionar un mal día y seguir adelante.

¿Hay algo que se pueda hacer cuando tienes un día de mierda?

En primer lugar, debemos aprender a diferenciar un bajón esporádico de algo más serio y prolongado en el tiempo. Cuando hablamos de "un mal día" nos referimos a esos momentos de tristeza o malestar que suelen desaparecer en un par de días y que casi siempre están provocados por algo objetivamente negativo.

Por ejemplo, discutir con tu pareja o con un amigo, que te den una mala noticia, o encontrarte físicamente mal y que eso repercuta en tu estado de ánimo. Sea cual sea la causa, lo ideal es ponerle remedio y no estancarnos en el malestar.

Cada persona gestiona sus problemas de una forma, pero los siguientes consejos pueden ayudarte a lidiar mejor con los días malos.

1. Apóyate en tus seres queridos

"Hay algunas personas que cuando están tristes prefieren comérselo solas, pero yo necesito estar con gente. A ver, a veces viene bien estar tú solo, pero yo necesito desahogarme, contar mis problemas a mi grupo de amigos, llamar a mi madre y que me aconseje…

Reconozco que soy muy apegado con la gente y también tengo una relación supercercana con mis padres, sobre todo con mi madre. Ella me ha dado siempre los mejores consejos para cualquier problema. No me da vergüenza hablarle de mis ligues o de mis males de amores.

También tengo a mi grupo de amigos, en el que nos contamos todos nuestros dramas. De todos modos da igual la persona, lo importante es tener a alguien con quien hablar, que te escuche, que te apoye o que a veces simplemente te de un abrazo". – Santi (21 años)

2. No te quedes en la cama

"A veces lo único que apetece es tirarte en el sofá o meterte en la cama y retroalimentarte en la tristeza, pero hay que cortar ese círculo vicioso. Cuando tengo un mal día me apetece no hacer nada, pero sé que así solo estaré peor. Por eso intento distraerme, veo alguna peli, salgo a tomar algo, hago algo de trabajo atrasado… Cualquier cosa que me ayude a cortar por lo sano con las preocupaciones". – Lidia (25 años)

3. Dedica el día a cuidarte

"Está un poco mal visto que los chicos nos pongamos mascarillas, nos exfoliemos o que, en general, cuidamos nuestra piel. A mí me gustan mucho las cremas y todas esas cosas, así que cuando tengo un día malo, aprovecho para cuidarme.

Me pongo una mascarilla en el pelo, me cuido la piel, me doy un baño relajante y luego estoy como nuevo. Mis compañeros de piso se cachondean mucho, pero ellos se lo pierden. En el fondo sé que les mola, porque uno me ha pedido mi mascarilla dos veces.

Aunque yo me cuido recurriendo a cremas y potingues, hay muchas formas. Algunas personas se cuidan haciendo deporte, otras comiendo algo especial, otras dibujando… Lo que quiero decir, es que lo importante es encontrar algo que nos guste y nos calme". – Alberto (22 años)

4. Haz deporte

"Antes pensaba que el deporte no era para mí. Odiaba salir a correr y lo de ir al gimnasio ni te cuento. Siempre lo pasaba fatal en las clases de Educación Física y tampoco me entusiasmaba el fútbol ni ninguno de los deportes más típicos.

El año pasado descubrí el yoga gracias a una amiga. Ella tenía ansiedad y le recomendaron practicarlo, pero le daba palo ir sola. Me pidió que la acompañase y salí flipando. Es verdad que no sudas la gota gorda como en otros deportes, pero sí que he notado un cambio físico y mental.

Estoy más elástica, con más vitalidad, más relajada y más feliz. Por eso cuando tengo un día malo, lo que me pide el cuerpo es hacer yoga". – Maite (26 años)

5. Acepta las emociones tristes

"Durante muchos años le dediqué esfuerzo, sudor y lágrimas a controlar la tristeza y los momentos de bajón. Ahora he aprendido a aceptarlos tal y como vienen. Me he dado cuenta de que la tristeza es solo eso, tristeza. Tiene el poder que yo le quiera dar. Cuando estoy mal me imagino que las sensaciones chungas son como nubes que poco a poco se marchan.

Irónicamente, cuanto más intentaba controlar esos estados negativos, más grandes y poderosos se volvían. Esto no es algo que solo me pase a mí. Hablándolo con amigos me han dicho que también les sucede. Yo les he recomendado aceptar estos sentimientos, pero es difícil y lo más habitual es intentar distraerse para no darle vueltas.

Tampoco es cuestión de rumiar una y otra vez tus preocupaciones, sino de verlas como palabras, pensamientos o sensaciones pasajeras que tarde o temprano se irán". – Unai (25 años)