Soy adicto al Fortnite y tuve que ir al psicólogo

yasss.es 20/02/2019 13:01

En primer lugar, háblanos un poco de ti…

Izan: Mi nombre es Izan, cumplo 18 años en Julio y en septiembre si todo va bien empezaré la Universidad. Quería estudiar un doble grado de Matemáticas y Física en Valladolid, pero no me va a dar la nota ni de broma por mi problema, así que tendré que elegir entre las dos. El problema del que hablo es una "adicción", o al menos yo lo veo así. Soy adicto al Fortnite.

Si quieres, puedes contarnos un poco sobre el videojuego para los que no lo conozcan.

Izan: Yo creo que todos lo conocerán, pero es un videojuego que se ha hecho muy famoso en los últimos años. Hay un modo, que es al que yo jugaba, llamado Battle Royale en el que el objetivo es sobrevivir contra otros 99 jugadores. En principio es gratis, pero hay packs que sí que cuestan dinero. Yo me dejé una pasta.

¿En qué momento te das cuenta de que tienes un problema de adicción?

Izan: Yo siempre he sido bastante estudioso. Tampoco me pasaba todo el día delante de los libros, pero sí que sacaba sobresalientes. Cuando en 1º de bachillerato me bajó la media a un 6, intuí que algo iba mal. En realidad, lo intuyeron mis padres, yo estaba metido en el ordenador y para mí no era un problema.

¿Cuánto tiempo jugabas al día?

Izan: Al principio de 1º de bachillerato, jugaba por la tarde y no todos los días. Cuando jugaba igual me pasaba 3 horas delante del ordenador. Después la cosa fue a más y a finales de curso incluso me saltaba clases para jugar en el ciber o en casa de algún amigo. Luego llegaba a casa y seguía jugando. Por esa época llegué a pasarme 12 horas jugando. O no dormía o no estudiaba, jugar era mi prioridad.

Y al final tus padres se acabaron dando cuenta, ¿no?

Izan: Claro. Siempre me han dado bastante autonomía, pero ellos notaban que algo iba mal. Había suspendido un par de exámenes y en la recuperación aprobé, pero raspado. Además, no sólo me delataron las notas. Estaba como un zombi. Comía y ni hablaba casi. Luego me encerraba en mi cuarto y jugaba. Estaba cabreado con ellos y con el mundo. Sólo estaba bien jugando, y cuando jugaba tampoco me sentía lleno. Era algo que hacía porque "tenía que hacer", no porque quisiese hacer.

Cuando se dieron cuenta, ¿qué hicieron?

Izan: Empezaron a pedirme que jugase menos y que dejase el ordenador de lado, pero yo no les hice caso. Seguí a lo mío. Me pusieron un horario y les empecé a mentir. Decía que iba a la biblioteca a estudiar o a hacer un trabajo, pero iba al ciber a jugar. En verano se descontroló todo muchísimo. No me daba la nota para estudiar lo que quería, así que pensé "para qué esforzarme". Jugaba desde que me levantaba hasta que me dormía, y a lo mejor eso era a las 5 de la mañana. Estaba viciado.

¿Y tus amigos no notaron nada raro?

Izan: Qué va. Ellos también jugaban. No tanto como yo, pero jugaban mucho.

Entonces, ¿cuándo decidiste ir al psicólogo?

Izan: Más bien lo decidieron mis padres, pero menos mal. Fue al principio de 2º de bachillerato. Tuvimos una discusión muy gorda en casa. Mi padre me dijo que este año tenía que esforzarme más, que ya me había relajado en verano y que ahora tocaba estudiar. Yo me puse chulo. Amenazó con quitarme el portátil. No estoy orgulloso, pero me puse agresivo. Le intenté pegar. Mis padres hablaron y decidieron que lo mejor que podía hacer era ir a un psicólogo para gestionar mi adicción al ordenador y la agresividad.

¿Y qué tal te ha ido?

Izan: Al principio mal. Estaba a la defensiva. Pero con el tiempo me he dado cuenta de que yo tenía (y sigo teniendo) un problemón. Soy adicto al Fortnite. Tengo todos los síntomas. Dependencia, porque necesitaba jugar para estar bien. Tolerancia, porque cada vez jugaba más y más. Abstinencia, porque cuando no jugaba me ponía agresivo. El psicólogo me ha enseñado a invertir mi tiempo en otras cosas, pero desde el principio me explicó que el objetivo era lograr la abstinencia parcial. Es decir, poder jugar, pero de forma moderada. Aprendí a mejorar mi relación con el ordenador, básicamente porque lo necesito para estudiar. Últimamente he jugado a algún juego, pero muy poquito; partidas cortas (como mucho media hora) y cierro. Eso sí, el Fortnite no lo quiero ver ni en pintura. Cuanto más lejos, mejor. Puede que en el futuro sea capaz de jugar sin recaer, pero lo he pasado tan mal que no quiero volver a eso. La discusión con mi padre me abrió los ojos.

¿Te gustaría decirle algo a otras personas que puedan estar en tu situación?

Izan: Que está muy bien jugar, pero sólo si te divierte y hay que hacerlo con moderación. Yo he sido ese chico que se pasa horas delante de una pantalla con cara de mala hostia sin disfrutar de la partida, jugando como un robot. En ese punto hay que ponerle el freno. Y creedme, se puede.

Te interesa:

8 personas te cuentan sus experiencias (buenas y malas) yendo al psicólogo