A un paso de la inmunidad: siete jóvenes sanitarios cuentan su experiencia tras recibir la vacuna del coronavirus

  • Médicos y enfermeros, farmacéuticos y auxiliares en primera línea de batalla contra el covid-19 comienzan a recibir las primeras dosis

  • Mª Dolores, Juan, Teresa, Esther, Rocío, Gerardo han sido de los primeros en vacunarse y en comenzar a estar inmunizados

  • ¿Qué sintieron al ponérsela? ¿Han notado algún efecto o reacción en su cuerpo? Todos ellos han compartido en Yasss su experiencia

En primera línea de batalla contra el covid. Así han estado desde el minuto uno de la pandemia los sanitarios y ahí mismo siguen sin parar debido a la crudeza que estamos viviendo en esta tercera ola de contagios. Haciendo jornadas eternas, muchos alejados de sus familias para protegerlas y ya no solo con las marcas de los EPIS en la cara, sino con todas las que se les han quedado dentro, de todo lo que han visto en los hospitales durante todos estos meses.

Son los héroes de la pandemia a los que hemos aplaudido a las ocho de la tarde y los que han dejado claro que su vocación está por encima del miedo. Enfrentarse tan directamente con el virus a diario, al principio sin protección y sin los medios adecuados y ahora exhaustos con estrés y ansiedad acumulados son motivos suficientes como para que sean prioritarios en el proceso de vacunación. Por eso, desde que comenzó enero han empezado a recibir las primeras dosis y, algunos después de la segunda puesta, pueden decir ya que son inmunes al virus.

A día de hoy la vacunación en España supone un porcentaje superior al 2%. Su ritmo no alcanza los niveles esperados y, aunque se ha priorizado a los residentes y después al personal sanitario, se duda que se pueda llegar al plazo marcado por Sanidad tras saberse que se han administrado 1.474.189 dosis han administrado1.474.189 dosis durante estas semanas y que en algunas comunidades se ha tenido que parar el proceso por falta de dosis. Hay tensiones por este motivo y por avanzar hacia el siguiente grupo, el de los mayores de 80 años que completarían los objetivos marcados por la Comisión Europea: que las personas con mayor riesgo hayan recibido las dos dosis antes de marzo.

Sanitarios que han recibido ya la vacuna de la covid-19

A falta de saber si se podrá dar un acelerón en las próximas semanas, lo que sí vamos conociendo son las impresiones de los primeros vacunados, sus sensaciones y miedos ahora que avanza la tercera ola. En Yasss hemos hablado con varios médicos, enfermeras, farmacéuticos y auxiliares que hoy tienen ya en su organismo la primera dosis (y alguno ya hasta los dos) de la vacuna de Pfizer y BioNTech. ¿Qué sintieron al ponérsela? ¿Han notado algún efecto o reacción en su cuerpo? En Yasss les hemos preguntado.

Mª Dolores Molina, farmacéutica en el Hospital Ramón y Cajal (Madrid)

"Es un momento histórico y nos sentimos afortunados de poder ser de los primeros", dice Mª Dolores Molina, farmacéutica de 32 años que trabaja en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Ella como tantos otros sanitarios, no ha dudado en inmortalizar el momento en el que recibe la primera dosis con una foto. Otro gesto más que no solo es para el recuerdo sino que tiene un valor simbólico en la campaña de vacunación. Estas imágenes que están dando la vuelta en las redes son una forma más de concienciar. "Verte favorecido por la vacuna es algo que da tanta emoción como el hecho de que con esto se vaya atajando la propagación del virus y eso es algo que se tiene que ver para que el resto también lo sienta", nos explica.

Con el avance de la tercera ola, ya no quedan tan atrás los días en los que el hospital se desmontó por completo ante la avalancha de contagiados. Días en los que ella reconoce que pasó muchísimo miedo y que no quiere ni imaginar que se puedan volver a repetir, aunque las cifras no parezcan ahora que quieran dar un respiro. Sin embargo, pese al panorama que se vive, Mª Dolores se muestra positiva porque ya hay un remedio. "No hay que tener miedo" es lo que trata de decir al resto porque ahora hay otra alternativa más (junto con todas las medidas de seguridad) para protegernos. Ella lo tiene muy claro: "El objetivo es que cuantos más estemos vacunados, mayor terreno le habremos ganado al virus y, será posible ver un final a todo esto".

Juan Montoro y Teresa Gámez, enfermeros en el Hospital del Poniente (El Ejido)

En el caso de Juan Montoro de 33 años, él ya puede decir que en la teoría es inmune al coronavirus. Acaba de cumplir los siete días necesarios para poder ganar ese 'título' tras la puesta de la segunda dosis de la vacuna. Trabaja de enfermero en la que oficialmente era la planta covid del Hospital del Poniente en El Ejido (ahora han tenido ya que habilitar otras salas y pabellones ante el alarmante aumento de casos) y por eso fue el primero en vacunarse de todo el hospital. Eso le hizo sentir miedo al principio, tal como reconoce, porque "iba a ser un poco el conejillo de indias" y además le daban respeto las posibles reacciones.

Sin embargo, esas dudas le duraron bien poco al darse cuenta de que en estos meses "hemos sobrevivido a cosas peores" y que tras el pinchazo solo sintió un dolor en el brazo que le duró unas horas. Nos cuenta que para la segunda dosis sí que le indicaron que los efectos y reacciones podían ser más severos como algunas décimas o cansancio, pero para Juan esta segunda visita ha sido todavía más llevadera. "No he tenido ninguna reacción, ni molestia y la verdad es que estoy muy contento de habérmela puesto y de ser ya inmune a día de hoy".

Para poder estar en la misma línea de Juan le quedan tan solo unos días a Teresa Gámez de 28 años, su novia y también enfermera en el Hospital del Poniente de El Ejido. Ella ha recibido la primera dosis y está a la espera de que se cumplan las semanas para recibir la segunda con todavía más emoción que la primera. En su caso antes de que le pusieran la vacuna, todos los días a primera hora entre compañeros se hacían la misma pregunta: "¿Te han llamado ya?". Y esa ansiedad por poder estar ya un poco más protegida frente al virus se terminó el día que la convocaron. "Fue muy emocionante esa llamada", asegura y eso que la cita le obligó a cambiar sus planes porque tenía una comida con sus padres.

A lo largo de ese día sí que se sintió cansada y con dolor en el brazo, que es una de las reacciones más normales, pero reconoce que lo que más tenía era ilusión por el momento que había vivido. "La verdad es que en el ambiente se respira ánimo cada vez que nos van vacunando a más sanitarios". A la espera de la segunda dosis, solo puede animar al resto a que no sienta miedo porque esto es un gran paso. Con respecto a ser de las primeras, se siente agradecida "estamos en contacto directísimo con el virus y es normal que nos den prioridad. Te sientes importante y todo".

Esther Fernández, Teresa Soler auxiliares en el Hospital Torrecárdenas (Almería)

Resulta curioso que al hablar de vacunas entre sanitarios, casi todos hayan experimentado las mismas sensaciones. Primero miedo por la incertidumbre y luego un alivio muy grande como si una etapa se cerrase, "son sentimiento inevitables" insisten Esther Fernández y Teresa Soler ambas de 37 años y auxiliares de enfermería en el Hospital Torrercárdenas de Almería.

En nueve intensos meses han experimentado todo tipo de sensaciones. Detrás de su bata de héroes había muchas veces ganas de llorar tal como reconocen. "Es una situación que a día de hoy nos sigue teniendo superados y no cambia, siempre hay miedo al volver a casa, a que puedas portar el virus y contagies a tu familia, más toda esa presión, estrés y angustia que se vive en el día a día".

De ahí que la vacuna sea su mejor alivio e insistan en que "es la luz al final del túnel y el resultado de un trabajo que han hecho los especialistas contrarreloj durante prácticamente un año y en el que no han puesto solo esfuerzo, sino su misma vida para que las tengamos". Por eso, si fuera por ellos mismos las vacunas las pondrían a todas horas, sin descanso y les resulta incomprensible que haya gente que no se la quiera poner.

Ante esa realidad, las dos lo tienen muy claro: "Si la sociedad no termina de concienciarse de lo que estamos viviendo y de que el fin pasa por vacunarnos todos, nunca vamos a salir de esto. Cuando rememos en la misma dirección nos volveremos a abrazar como antes".

Rocío Gómez, enfermera en el Hospital Torrecárdenas (Almería)

El turno también de pasar por 'la inyección de la esperanza', le llegó a Rocío Gómez de 32 años, enfermera en el Hospital Torrecárdenas de Almería hace una semana. No fue de las primeras en su servicio porque explica que ella no trabaja directamente en atención directa a pacientes con covid, sin embargo se avecinan más cambios por el avance de la tercera ola y se están preparando. "En cualquier momento pueden llamarme para trabajar en UCI o que la planta en la que trabajo sea necesaria abrirla como atención a pacientes de covid también".

Para Rocío fue muy ilusionante recibir la vacuna y dice que a partir de ahora afrontará lo que le depare el día a día con toda la positividad posible, pero ya "con un escudo". Ella no dudó ni un instante porque "si es la solución para acabar con la pandemia, bienvenida sea. Ya hemos visto demasiado horror durante estos meses y las cosas no parece que puedan recolocarse sin vacuna".

Gerardo Molina, médico en la clínica Gammacámara del Hospital HLA Vega de Murcia (Murcia)

No hay ni más opciones ni tampoco se tiene tiempo para hacer pruebas. "Ponerse la vacuna merece la pena, no hay mucho más que se pueda decir ni añadir cuando seguimos con los números que tenemos y sin poder volver a la normalidad". Así piensa y lo manifiesta abiertamente, Gerardo Molina de 30 años, médico en la clínica Gammacámara del Hospital HLA Vega de Murcia.

Él se puso la primera dosis de la vacuna la semana pasada y casi ni se enteró del momento, salvo por la molestia que tuvo después en la zona porque tenía en mente a sus pacientes y los nuevos contagios. A las preocupaciones pasadas de lo que él vivió durante la primera y la segunda ola, se le une lo que sabe que se avecina ahora y serán a su juicio "semanas muy duras", pero reconoce que cuando siente desánimo sí que piensa en la vacuna y que como él muchos compañeros ya están más protegidos o inmunizados.

También conoce a personal sanitario que prefiere esperar, que se siente inseguro por ser de los primeros, pero son una auténtica minoría de voces frente a los que están esperanzados. Porque si hay algo que sí es mayoritario entre el personal sanitario es su esfuerzo ejemplar y las ganas que tienen de poder volver a abrazar y de ver a los pacientes sin barreras ni máscaras. "Si un par de pinchazos y unas ligeras molestias son el precio que hay que pagar por intentar frenar la pandemia y volver a la normalidad, merece la pena sin duda".