Gastos vampiro: ¿qué son y cómo pueden poner en peligro tus ahorros?

No son tiempos para despilfarrar: la inflación seguirá marcando nuestra economía durante 2023 y, si nada lo impide, lo mismo sucederá (aunque de manera más suave) durante 2024. Como muestra, según el Departamento de Análisis de Bankinter, la contención de precios será progresiva y la inflación a diciembre de 2024 podría ser de un 2,1 por ciento. El Banco de España es aún más pesimista y lleva este dato hasta el 3,6 por ciento para 2024, según su último informe de proyecciones de la economía española. Con este panorama, conviene seguir apretándose el cinturón, y una forma perfecta de contener el gasto (ya lo notamos en la forma de comprar en el supermercado) es tomar conciencia de un concepto básico desconocido por muchos: toma nota de qué son los gastos vampiro y cómo pueden lastrar tu sueldo y tus ahorros.

Gastos vampiro: qué son y cómo pueden poner en peligro tus ahorros

Una forma perfecta de aprender a controlar nuestro presupuesto, evitando que una 'política de gasto' descontrolada ponga en peligro nuestra economía, consiste en aprender a clasificar nuestros gastos según su necesidad o accesoriedad. Tal y como explica BBVA, existen tres tipos de gastos silenciosos, de apariencia inofensiva pero que, a la larga, ganan peso y se dejan notar en nuestra cuenta bancaria. Estas tres tipologías son los gastos hormiga, los gastos fantasma y los gastos vampiro.

La buena noticia es que, aunque tiendan a pasar inadvertidos, conocer estos conceptos puede ayudarnos a controlar nuestras cuentas de forma más consciente. Claro está, el resultado dependerá de nuestra fuerza de voluntad: será inevitable realizar algunos ajustes y cambiar ciertos hábitos para que notes un cambio en tus finanzas, y es probable que precises cierta continuidad para notar los efectos de tu nuevo plan. Y es que, si algo tienen en común estos gastos silenciosos es su carácter aparentemente insignificante: solo a medio o largo plazo es posible comprobar su peso (o la ausencia de él si conseguimos erradicarlos o, al menos, minimizarlos).

El caso de los gastos hormiga es el más sencillo: el café de las mañanas, propinas, pequeñas compras impulsivas en el supermercado... Es probable que tú mismo conozcas cuáles son tus puntos débiles y que, por tanto, puedas hacer algo por evitar este tipo de gasto. Además, generalmente lo adquirido no resulta demasiado saludable: unas golosinas, un refresco, un paquete de tabaco... No notarás un gran agujero en tu cuenta rápidamente, pero su acumulación sí será palpable.

En cuanto a los gastos fantasma, este concepto nos habla de gastos que llevamos a cabo sin darnos cuenta y que asumimos como normales cuando, en realidad, pueden resultar prescindibles. Por ejemplo, mantener cuentas en distintas plataformas de contenido en streaming, mantener una cuota de gimnasio que no usas (aunque lo mejor en este caso sería ir), compra de aplicaciones para tu smartphone... Muchos de estos servicios, en realidad, no se utilizan lo suficiente: realizar una buena poda se notará en tu presupuesto.

En cuanto a los gastos vampiro, son lo que, a pesar de ser fijos, no se pueden detectar fácilmente porque no están considerados en el presupuesto. Sin embargo, su impacto puede ser incluso mayor en comparación con los anteriores. Puede que estés pagando un seguro más caro de lo necesario, que uses mal tus electrodomésticos o a una hora inadecuada, que tengas fugas o malas instalaciones que repercutan en tu factura de suministros... Identificar estos gastos requiere cierta dedicación: deberás estudiar el mercado en busca de mejores ofertas, mejores hábitos e ideas que te permitan ahorrar en partidas imprescindibles.

Algunos gestos sencillos pueden ayudarte a reducir este área de gasto: por ejemplo, apagar los aparatos que no uses habitualmente (o, directamente, desenchufarlos), no usar luces por gusto y desactivarlas cuando no estés utilizándolas, apagar cada día tu ordenador o el televisor al irte a la cama (o siempre que no los uses)... En cualquier caso, será necesario, de cara a mejorar tus prácticas de consumo en general, que desarrolles un listado completo con cada uno de los gastos que lleves a cabo, analizando a qué categoría pueden pertenecer.

Para ello, analiza el gasto de tus tarjetas de crédito y débito, identifica partidas ocultas o que puedas no tener controladas, suma las cantidades que se te van cada mes en cada concepto (algunas pueden sorprenderte), valora qué puede resultar prescindible o qué opciones existen para reducir o eliminar este gasto... También es posible que debas invertir en algunos elementos de tu hogar para, a largo plazo, generar un ahorro importante, como es el caso de electrodomésticos más eficientes a nivel energético.

Se trata de una labor que llevará tiempo y dedicación, y probablemente te verás obligado a lidiar con proveedores de servicios y a realizar cambios estructurales en este sentido, pero el resultado merecerá la pena y, lo más importante, ganarás capacidad económica para consumir lo que verdaderamente necesites en tiempos de incertidumbre económica.