Chia, la criptomoneda 'verde' que puede encarecer lo que pagas por tus discos duros

  • Se vende a sí misma como ecológica porque no requiere de potentes tarjetas gráficas para certificar sus operaciones

  • Usa un sistema de 'blockchain' basado en espacio de almacenamiento vacío en el disco duro de los 'granjeros'

  • El número de terabytes dedicado a 'cultivarla' se ha triplicado en dos semanas y varios analistas alertan de subidas de precio de los discos y problemas de stock

¡Somos dinero verde! Así se vende la criptomoneda ‘Chia’. Un concepto que busca contraponerse a la enorme cantidad de recursos de computación y energía que requiere la minería de otras criptodivisas, en especial el archiconocido ‘Bitcoin’.

Su creador, Bram Cohen, fue también fundador de la red ‘peer to peer’ BitTorrent, y asegura que ideó su moneda para que fuera más ecológica y para reducir la huella de carbono de las transacciones.

Para ello, a diferencia del símil de la minería optó por el de la agricultura, lo que traducido al lenguaje informático significa que para conseguir sus monedas no se usan los martillos neumáticos y la fuerza bruta de las tarjetas gráficas con las que se mina el Bitcoin, sino el espacio libre de los discos duros de los ordenadores a modo de granjas.

Por eso la moneda se llama ‘Chia’, como el grano, porque se cultiva y porque promete ser una criptomoneda ‘verde’, aunque eso puede no ser tan cierto como lo pintan.

El ‘blockchain’ y las pruebas de trabajo para certificar bloques

“Todo el concepto de la minería y del ‘blockchain’ se basa en la confianza entre unos y otros”, explica Alberto Grande, responsable de innovación de Paradigma Digital “¿Qué sucede? Que para evitar que alguien haga cosas malintencionadas se usan las pruebas de trabajo”, que grosso modo son operaciones para certificar que todas las anotaciones en la libreta de movimientos de una criptomoneda son correctas y que la lista que tienen todos sus usuarios es la misma y es cierta.

“Las hay de distintos tipos", explica Grande: "La prueba de trabajo, que es la típica que usa el Bitcoin; la prueba de participación, que ahora están usando ciertas criptomonedas nuevas como ‘Cardano’; y están las pruebas de espacio tiempo que es la que usa Chia”.

¿En qué consiste cada una?

  • Las pruebas de esfuerzo, o pruebas de trabajo: se hacen por fuerza de computación. A grandes rasgos, para certificar una operación de la cadena de bloques, o ‘blockchain’, hay que hacerlo a lo bruto. Hay que adivinar un número muy largo a base de probar todas las combinaciones posibles hasta encontrar la correcta. Para eso se necesita mucha potencia y mucha velocidad de cálculo, o lo que es lo mismo, muchas tarjetas gráficas muy potentes trabajando a pleno rendimiento y sin parar. Eso genera calor y consume una enorme cantidad de energía eléctrica. Por eso se dice que el Bitcoin no es ecológico, y esa fue la razón que esgrimió Elon Musk para dejar de aceptarlo como medio de pago de sus coches Tesla. El anuncio provocó un desplome en la cotización de la criptomoneda que lleva semanas acusando una enorme volatilidad.
  • Las pruebas de participación, que es la que usa la criptomoneda ‘Cardano’, y otras de reciente creación, se basan en las monedas que tú ya tengas. Cuántas más, más posibilidades tienes de que te toque certificar operaciones. El peligro, señala Grande, es que “tienen el riesgo de que alguien pueda tomar el control de toda la red si acumula la suficiente riqueza en criptomonedas”.
  • Las pruebas de espacio tiempo “lo que proponen es que utilices el espacio libre que tienes en tus discos para intentar firmar esos bloques de la cadena”. Es la que usa 'Chia'.

Según explica el responsable de innovación de Paradigma Digital: “Chia lo que intenta es dar un giro a la minería de criptomonedas para reducir su consumo energético y a la vez darle una orientación mucho más ‘verde’. Por eso se llama 'cosechar' y no 'minar'. Toda la terminología que se usa en esta nueva forma de firmar los bloques va encaminada a defender su carácter más ‘verde’, pero advierte: “Puede no llegar a serlo tanto”.

El dinero que ‘crece’ en los árboles

“Una vez tienes preparadas las parcelas es cuando empezarías a cosechar, explica Grande. “¿En qué consiste?, bueno, esas parcelas que has preparado sirven para hacer una serie de computaciones y cada cierto tiempo se necesitará una prueba para que alguien (un granjero) certifique un bloque de la cadena”. Si eres el elegido “tú, con tu parcela puedes servir para que se firme ese bloque y a cambio recibes una recompensa en forma de criptomonedas”.

¿Cuántas?, según la página de Chia en español, durante los primeros 5 años de esta nueva moneda se liberarán en el sistema 16 ‘chiacoin’ cada 5 minutos, los cinco años siguientes se reducirá la inyección al sistema a la mitad y después, de forma indefinida, se liberarán dos monedas chia cada cinco minutos.

Y ¿cuánto valen? Pues desde que empezaron a cotizar allá por primeros de mayo su precio máximo ha sido de algo más de 1.500 dólares por unidad. Este viernes cotizaban aproximadamente a la mitad de ese valor, a 762 dólares.

La granja como alternativa ‘verde’ a la mina

¿Cómo se hace uno granjero de criptomonedas? Lo primero, como en cualquier granja, lo que necesitas es una plantación. Evidentemente, cuánto más grande mejor, porque cuánto más siembres más vas a cosechar.

Es precisamente la fase en la que preparas tu huerto, lo desbrozas, quitas las malas hierbas y pasas el arado para dejar el campo listo para la siembra, en la que más tiempo y recursos se van a consumir.

Antes de empezar “tienes que preparar parcelas” explica Grande. “Estas parcelas no son otra cosa que grandes bloques de almacenamiento que tú tienes que tener en un disco duro. El coste de computación que conlleva esto no es demasiado alto pero el tiempo necesario para que estén listas sí que es considerable”.

¿Cómo se puede reducir ese tiempo?, pues echando mano, otra vez, del símil agrícola, cuánto mejor y más rápida sea tu desbrozadora antes acabarás el trabajo. En este sentido, y a grandes rasgos, existen dos tipos de discos duros en el mercado: están los discos rígidos, que son lentos pero duraderos, y los conocidos como SSD o los nuevos NVMe, que son extremadamente rápidos, pero cuya durabilidad está determinada por un número finito de escrituras y sobreescrituras de la información.

Para crear las parcelas lo antes posible necesitas discos rápidos y una vez creadas puedes pasarlas a otros discos más lentos y más grandes. Por decirlo de otro modo, para el arado y la siembra se usan las máquinas más rápidas y más potentes de las que dispongamos, la recolección no importa que la hagamos a mano.

La demanda de discos aumenta los precios

Es en esta utilización de diferentes tipos de discos para las labores de labranza donde el espíritu ‘verde’ de la criptomoneda ‘Chia’ se pone entredicho. “Estamos apreciando subidas de precio y falta de stock en estos soportes de almacenamiento” afirma Alberto Grande.

Según Miguel de Castro, ingeniero de ventas en CrowdStrike, se da una situación similar a la acaecida desde hace aproximadamente un año con la escasez de tarjetas gráficas para ordenadores y la burbuja de precios que han sufrido estos dispositivos. El fenómeno de las gráficas está asociado, en parte, a la demanda de este tipo de hardware para labores de minería de criptomonedas, pero también a otros como la ralentización en la fabricación de chips derivada de la pandemia, amén de otras circunstancias.

Para Miguel de Castro, que sean los discos y no las tarjetas gráficas las que se usen para ‘cultivar’ criptomonedas supone, además, un problema añadido porque “a diferencia de lo que pasa con las GPUs, que bueno, si quieres jugar a videojuegos las necesitas, los discos duros para guardar tus datos los vas a necesitar sí o sí”.

En cuanto a si esto será una tendencia sostenida o si no pasará nada, según de Castro “ya se han visto incrementos de precio de entre el 30% y el 60% en estos dispositivos, pero a futuro todo va a depender de la volatilidad de ‘Chia’ como moneda. Puede ser que funcione muy bien, que no funcione; o que ahora no funcione y dentro de cuatro años sí y sea entonces cuando tengamos un problema serio con el precio de los discos”.

De Castro apunta, además, a otro problema, el de los especuladores que compran discos duros, pero no para crear granjas, sino para acapararlos a la espera de cómo va a reaccionar el mercado con la esperanza de venderlos en el futuro mucho más caros de lo que cuestan hoy. Según de Castro, esos especuladores “en el peor de los casos los van a vender a un precio normal y no van a perder dinero. No es la primera vez que pasa. Hace unos años hubo un problema en las fábricas de memorias RAM en China y el precio se llegó a multiplicar por diez”, recuerda.

Un modelo ‘verde’ con muchos grises

Otra de las características de la cosecha de cripotomonedas que puede afectar a los precios de los dispositivos de almacenamiento es el tamaño de las granjas. Cómo en cualquier actividad agraria, cuánto mayor sea la plantación mayor será la cosecha. En este caso, explica Alberto Grande: “Cuántas más parcelas tengas más probabilidades hay de que te toque certificar una operación en alguna de ellas. Esto es un poco como una lotería. No es exactamente así y hay muchas matemáticas detrás, pero para hacernos una idea es así”.

Por eso, prosigue: “Si estamos intentando sacar Chia solos estamos muy en el límite de la rentabilidad”. De hecho, “en las últimas dos semanas casi se ha triplicado el volumen de terabytes para recolectar Chia”.

Eso hace que, tal como relata Grande: “Si cada vez entra más gente, la probabilidad de que te toque la ‘lotería’ de que una de tus parcelas sea seleccionada para certificar una operación disminuye y esa tendencia va en aumento”.

Las pequeñas granjas familiares están en clara desventaja con los grandes latifundios y es ahí donde entran los ‘pools’, que podríamos definir como cooperativas agrarias. Cada granjero suma sus parcelas, o su tierra de labranza, a la de otros muchos y cuando obtienen una recompensa se la reparten.

Este viernes 100 terabytes de espacio eran capaces de generar 5 dólares diarios. Evidentemente, esa recompensa varía según la cotización de la criptomoneda, pero también, y de forma mucho más significativa en estos momentos de expansión de las tierras de cultivo, por el número de granjeros que se unan y por el tamaño de los campos, o parcelas, que pongan a disposición del sistema.

Romper los aperos de labranza genera basura y contamina

Si bien la entrada de más agricultores puede suponer un alza en los precios de los discos duros en el mercado, el sistema de ‘Chia Network’ presenta, además, otro problema que cuestiona su presunto carácter de criptomoneda ‘verde’.

Como ya hemos comentado, lo más laborioso de este sistema es la creación de las parcelas. Para ahorrar tiempo los granjeros usan los discos más rápidos disponibles y estos son finitos. Tienen una vida útil relativamente corta. Más que suficiente para un uso cotidiano pero insuficiente para estar constantemente realizando las múltiples escrituras y sobreescrituras de datos que requiere la preparación de las parcelas.

A diferencia del Bitcoin, explica Alberto Grande, “ese consumo energético no lo tienes, pero a cambio lo que estás haciendo es destrozar los discos duros que usas en esa fase de generación de las parcelas hasta el punto de que en poco tiempo los tienes que acabar tirando. Es más verde desde el punto de vista energético, de eso no hay duda, pero el hardware que vas a destrozar y a tirar habrá que ver cómo se recicla”.

El ingeniero de ventas en CrowdStrike, Miguel de Castro, añade que una mayor demanda de dispositivos de almacenamiento provocaría un aumento de la producción y apunta a que “la fabricación de discos duros también requiere de recursos naturales y es muy contaminante”.

Grande apunta a que la filosofía con la que nace esta criptomoneda, y que es la que expresan en su página web, es la de crear una red global en la que la gente use el espacio que le sobra en sus discos duros para generar un nuevo tipo de ‘blockchain’ que sea más ecológico, pero añade: “Lo que posiblemente no pensarían es que la gente iba a gastarse burradas de dinero en hardware específico, que van a destrozar, para obtener un rendimiento económico, aunque es posible que se viese venir”.

De Castro no le concede tanto el beneficio de la duda a ‘Chia’ en cuanto a sus supuestos valores 'verdes’. Opina que venderse como criptomoneda ecológica “es simplemente la estrategia que han utilizado para darla a conocer”, pero no cree que pueda tener un impacto real a la hora de reducir la contaminación que producen las criptomonedas.