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Durante años, comprar a granel se ha convertido en un mantra asociado al consumo responsable: genera menos residuos, menos envases y, supuestamente, también conlleva menor gasto. Pero ¿es siempre cierto que comprar sin envoltorios y en la cantidad que uno desea resulta más económico? La respuesta, según los expertos en consumo, está repleta de matices.

La falsa promesa del ahorro automático

La Organización de Consumidores y Usuarios advierte: comprar a granel no garantiza per se un ahorro real. En determinados productos, especialmente los considerados "eco", "locales" o "artesanales", el precio a granel puede ser incluso más elevado que sus versiones envasadas industrialmente. "Muchos establecimientos aplican un sobrecoste asociado al valor añadido percibido de lo sostenible o lo artesanal", señala el informe de la OCU sobre supermercados en España.

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La diferencia es especialmente notoria en categorías como frutos secos, cereales premium, especias o productos ecológicos, donde el precio por kilo puede superar con facilidad el de marcas blancas o primeras marcas envasadas. Además, cuando se compra sin planificación, el granel se convierte en un arma de doble filo, dado que se tiende a adquirir más cantidad de la necesaria, lo que no solo incrementa la factura, sino que también multiplica el riesgo de producir desperdicios, especialmente cuando se trata de productos con una fecha de caducidad corta.

A pesar de estos matices, hay contextos donde comprar a granel es, sin discusión, más ventajoso. En productos básicos de larga duración, como puede ser el caso de las legumbres secas, arroz, pasta, azúcar, sal, frutos secos no ecológicos o harinas, el ahorro puede oscilar entre un 10% y un 25%, según datos de eldiario.es.

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Otra ventaja no menor es la flexibilidad: permite comprar cantidades precisas y evita caer en el sobreconsumo inducido por los formatos familiares o las promociones tipo "2x1" que, en realidad, pueden terminar incrementando el gasto si no se aprovechan completamente. Además, al eliminar el coste del envase y la logística asociada, las tiendas especializadas pueden ofrecer precios competitivos en categorías concretas. El factor ambiental también es incuestionable: menos plástico, menos residuos y una huella de carbono más baja si se priorizan productos locales.

La clave: planificación y comparación constante

El gran error es asumir que la etiqueta "granel" es sinónimo de barato. La OCU y otras organizaciones coinciden: la única manera de que este modelo funcione económica y medioambientalmente es comprar de manera consciente. Esto implica comparar sistemáticamente el precio por kilo con las versiones envasadas, evaluar si la cantidad adquirida corresponde al ritmo de consumo familiar y asegurarse de que las condiciones de almacenamiento en casa son las adecuadas.

En productos sensibles a la humedad, la luz o las plagas (harinas, cereales, especias), no contar con recipientes herméticos adecuados puede convertir el supuesto ahorro en una pérdida total. En cambio, para quienes disponen de espacio, buena gestión y consumen habitualmente determinados productos, el granel sigue siendo una de las mejores estrategias para ahorrar y consumir de forma responsable.