Factura luz

Si tienes tarifa dual (luz y gas), podrías estar pagando más de la cuenta: cuándo conviene separarlas

Un hombre enciende un interruptor de la luz. Europa Press
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Lo que en su día se presentó como una solución práctica, que permite unificar los suministros de luz y gas bajo un mismo contrato, puede estar costándote más de lo que imaginas. Las llamadas tarifas duales, que combinan ambos servicios en una única factura, ofrecen indudables ventajas en cuento a comodidad, pero no siempre son la opción más económica. De hecho, según advierten organismos como la OCU y otras plataformas, hay muchos consumidores que por esto, están pagando más de la cuenta sin darse cuenta.

La falsa promesa de "más cómodo es más barato"

Las tarifas duales seducen con un argumento sencillo: un solo proveedor, una sola factura, supuestos descuentos por fidelización y la tranquilidad de centralizar gestiones. Sin embargo, el análisis del mercado demuestra que esta aparente ventaja no siempre se traduce en ahorro. Comparativas recientes revelan que, en numerosos casos, contratar la luz y el gas por separado permite ahorrar entre 40 y 90 euros anuales, dependiendo del perfil de consumo del hogar.

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El problema radica en que las mejores ofertas para luz no suelen estar en manos de las mismas empresas que lideran los precios más bajos en gas. Además, muchas tarifas duales esconden servicios asociados, como mantenimientos obligatorios o seguros vinculados, que encarecen el precio final. A esto se suma una limitación poco conocida: para acceder al bono social eléctrico, es imprescindible estar acogido al mercado regulado (PVPC), algo incompatible con las tarifas duales, que siempre operan en el mercado libre.

Cuándo conviene separarlas (y cuándo no)

La recomendación de los expertos es clara: conviene plantearse la separación de suministros si tus consumos de luz y gas son muy diferentes. Un buen ejemplo serían aquellas viviendas con calefacción eléctrica y un consumo bajo de gas para la cocina o el agua caliente. También cuando priorizas la flexibilidad, ya que al separar se puede elegir en cada momento la mejor tarifa del mercado para cada energía, algo especialmente relevante en un entorno de precios tan volátil como el actual.

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Sin embargo, mantener la tarifa dual podría seguir siendo razonable en casos muy específicos, como viviendas con consumos simétricos, usuarios que priorizan la sencillez administrativa por encima del ahorro, o aquellas situaciones en las que la compañía realmente ofrece descuentos sustanciales por la combinación. No obstante, hay que tener presente que todos estos casos son en realidad una minoría.

La clave: vigilancia activa y comparadores constantes

Más allá de la estructura del contrato, lo que marca la diferencia es la vigilancia activa del consumidor. Utilizar comparadores como los de la CNMC, la OCU o plataformas independientes se vuelve esencial para detectar cambios en las tarifas y evitar quedarse anclado en condiciones que dejaron de ser competitivas hace meses.

Otro consejo clave es revisar los servicios asociados: muchas tarifas duales incluyen cláusulas de permanencia ligadas a servicios como mantenimientos o revisiones, cuyo coste puede superar ampliamente otros descuentos ofertados para la energía. La recomendación final es contundente: frente a un mercado energético volátil y opaco, la separación inteligente de contratos no es solo una estrategia de ahorro, sino también un acto de soberanía económica.