Ahorra sin renunciar: así puedes utilizar el método práctico del preahorro y pago en efectivo
Consiste en apartar una cantidad fija nada más cobrar
Métodos para hacer un “presupuesto cero” y que cada euro tenga un destino claro
En tiempos de inflación silenciosa y consumo digital desenfrenado, el verdadero lujo es llegar a fin de mes con dignidad financiera. Pero, ¿y si ahorrar no significara recortar, sino priorizar? En este sentido y desde hace años, el concepto del “preahorro” se está consolidando como una de las estrategias más eficaces para conseguir ahorrar sin sentir que se hace un esfuerzo.
A diferencia del ahorro tradicional, es decir ese que depende de lo que sobra a final de mes, si es que sobra algo, se propone un giro radical: apartar una cantidad fija nada más cobrar. Así, ese dinero “desaparece” de nuestra vista antes de que la tentación tenga tiempo de convertirlo en gasto. No se guarda lo que sobra, se gasta lo que queda tras haberse pagado uno mismo primero. Y la diferencia psicológica es abismal.
El preahorro: ahorro invisible y constante
La propuesta es sencilla, y pasa por automatizar el proceso. Así, al recibir la nómina, se debe transferir de inmediato un porcentaje a nuestra elección, que idealmente se situaría entre el 10 y el 20%, a una cuenta aparte, que no debe tener tarjeta asociada, ni sea de fácil acceso de forma digital. Este gesto sencillo, casi robótico, esquiva la debilidad humana del “ya ahorraré mañana”.
Además, el preahorro permite planificar sin ansiedad. Es una herramienta ideal tanto para crear un fondo de emergencia como para metas concretas: un viaje, una entrada, un curso. El secreto está en quitarle al ahorro su carácter voluntario para volverlo estructural. Así como se paga el alquiler o la luz, también se “paga” el futuro.
Pagando en efectivo para gastar menos
Además, de forma complementaria al preahorro, podemos optar por dar prioridad al pago en efectivo, casi como una medida revolucionaria en un entorno dominado por la fricción cero del contactless, Bizum, pago con móvil, etc. Y es que, es importante ser conscientes de que la comodidad viene con trampa, ya que cuando no ves el dinero salir de tus manos, el gasto no duele. De ahí que volver, aunque sea parcialmente, al uso de billetes y monedas suponga un paso hacia el ahorro. De esta forma, el gasto se vuelve tangible, real.
Además, al usar efectivo para las categorías más susceptibles al gasto emocional como son el ocio, las comidas fuera,los pequeños caprichos… Se impone una autorregulación automática. Si llevas 40 euros en la cartera y se acaban, se acabó el consumo. Sin posibilidad de ampliar el presupuesto con un clic.
Ahorro sostenible sin renuncias
El preahorro actúa sobre el plano racional: estructura, automatiza y disciplina. El pago en efectivo, en cambio, impacta en lo emocional: refuerza la sensación de valor y limita el consumo impulsivo. Juntas, ambas estrategias forman una barrera efectiva contra el gasto excesivo sin necesidad de vivir con miedo a la cuenta bancaria.
A diferencia de otros métodos que imponen restricciones severas, este modelo no propone renunciar, sino elegir. La clave está en tener un plan, no en tener más fuerza de voluntad. Y en ese plan, como demuestran expertos y asesores, el preahorro y el pago en efectivo son más que métodos: son declaraciones de independencia económica.