En 2018 gastamos 103.077 millones de euros en alimentación. Y eso que, con una población estancada, consumimos prácticamente el mismo volumen de alimentos que el año anterior. Suponen 2.526 euros de media por cada habitante y 2 de cada tres euros se destinaron a hacer la compra para comer en casa. El gasto en consumo de fuera del hogar aumentó un 3,7% y es "el impulsor del crecimiento del consumo alimentario total" ha asegurado el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación Luis Planas.
Usamos menos la fiambrera y comemos más fuera de casa, acompañando, sobre todo, de agua o de cerveza. Es una tendencia que se afianza, especialmente entre los más mayores. Estamos abandonando la tradición de primer plato, segundo plato y postre: optamos cada vez mas por la simplicidad de un plato o por un menú para compartir.
En la cantidad y en la preparación. Lo normal es hacer tres comidas al día y con elaboraciones sanas y simples, a la plancha o al vapor. La dieta mediterránea es un valor en alza. Adiós a las elaboraciones más calóricas y complicadas. En casa gastamos un 42% en productos frescos, que son más caros. Incluso entre los platos preparados que compramos triunfan las ensaladas.
El consumo de aceite de oliva se ha disparado un 9,2% el virgen y un 7,2% el virgen extra. Aumenta también el consumo de productos preparados como las ensaladas de IV gama, las cápsulas de café o los platos preparados. Comemos menos proteínas de origen animal o azúcares. Estamos dispuestos a gastar más en productos con valor añadido como el chocolate con más cacao o el aceite de más calidad. Ensalada verde, pizza y ensalada de tomate son los platos que más se repiten en nuestra dieta.