La tragedia del Villa de Pitanxo vuelve a mostrar la dureza de ser marino: las nuevas generaciones no quieren serlo

  • La tragedia del Villa de Pitanxo muestra el sacrificio detrás del pescado que llega a nuestra mesa

  • La reducción de capturas por mandato de la UE ha acabado con la mitad de barcos de hace una década

  • El oficio de marinero y pescador se queda sin cantera

Un oficio durísimo el de marino. Embarcados durante meses, muy lejos de casa y en condiciones muy duras. Pocos jóvenes quieren ya dedicar su vida a la mar, una profesión demasiado dura para las nuevas generaciones. Y nos vamos quedando sin marineros. Casi siempre se nos olvida el trabajo que hay detrás del pescado que nos comemos. Un sufrimiento que los pescadores sí tienen muy presente cuando reviven su experiencia en alta mar, que no hay sueldo que pague. Son meses lejos de la familia que al final se completa con los compañeros del barco.

Los marineros y pescadores no ves crecer a tus hijos, de los que muchos se han perdido sus nacimientos. Afortunadamente todo ha cambiado para mejor, tanto la seguridad de los barcos como las condiciones para los pescadores. Pero sigue siendo un trabajo duro. Hay que acostumbrarse y tener mucho coraje para hacerlo porque es un trabajo muy duro, "Mi hijo vino una vez y no quiso nunca más"

Además ahora se exige una preparación para enrolarse en una tripulación y claro un chaval no quiere estudiar 5 años para ir a la mar. Y ya no se gana lo que se ganaba. La reducción de capturas por mandato de la UE, ha llevado a la desaparición de la mitad de los barcos en la última década.