Comprar piso en las afueras de las grandes ciudades, la solución ante los precios disparados de la vivienda
Una vivienda de 90 metros cuadrados, con tres dormitorios y hasta un pequeño balcón cuesta 560.000 euros en el centro de Barcelona
Madrid y Barcelona, señalados en rojo por Europa ante la preocupante situación de la vivienda
Los precios de las viviendas en las grandes ciudades españolas son aterradores. A los trabajadores con una nómina media no pueden adquirir un piso en el centro de Barcelona, Madrid o Málaga, donde un apartamento de 90 metros puede alcanzar el medio millón de euros. Algunos han optado por una solución: alejarse 30 kilómetros o más a pequeños municipios para encontrar precios más accesibles e incluso más espacio, pero todo no es color de rosa.
Una vivienda tiene 90 metros cuadrados, con tres dormitorios y hasta un pequeño balcón cuesta 560.000 euros en Barcelona, un precio para pocos bolsillos. Si cogemos el transporte público, a 33 kilómetros, llegamos a Terrassa, donde encontramos una vivienda de calidades similares y casi el doble de metros cuadrados que en la capital catalana, pero por algo más de la mitad. 349.000. El único inconveniente es que hay que decir unos 40 minutos de viaje de ida y vuelta al trabajo.
El precio medio del metro cuadrado en un radio de 40 kilómetros de las grandes ciudades se reduce a la mitad, según el Colegio de notarios con los datos de compraventa de viviendas.
Desplazados por el mercado inmobiliario: más barato pero más lejos de todo
En Madrid ocurre exactamente lo mismo: vivir en el centro se ha convertido casi en un lujo y tienes que contar que un piso de tres tres habitaciones, dos cuartos de baño, te puede costar 420.000 euros. Un piso similar en un barrio de clase media al que se puede llegar en transporte público, por ejemplo, Torrejón de Ardoz en 30 minutos en tren, el precio del metro cuadrado se reduce un 30% en vivienda de Obra nueva.
Estas mudanzas obligadas, sin embargo, tienen consecuencias para las vidas de miles de personas, porque las familias tienen que contar con el transporte público o privado para desplazarse a sus centros laborales. Si las autoridades no consiguen frenar la presión del mercado inmobiliario estos costes prometen desarraigos agravados si el transporte público no funciona, como confirman muchos que ya prueban estos sinsabores.
"El autobús tarda un montón", asegura uno de estos desplazados del centro de Málaga. "Casi una hora. 60 minutos en recorrer apenas 20 kilómetros entre Cártama y Málaga, donde se repite el fenómeno de los desplazados por el mercado inmobiliario.